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Actualizado: 1 de noviembre de 2025


La ceremonia que usan en sus casamientos es como sigue: Ningún padre dará su hija á marido, si éste no ha hecho antes alguna proeza; por eso, el que se quiere casar, sale antes á caza, y muertos cuantos animales puede, da la vuelta con un centenar de liebres, y sin hablar palabra las pone á la puerta de la mujer de quien está enamorado, y por la calidad y cantidad de la caza, juzgan los parientes si la merece por esposa.

Un grito penetrante se le escapó a la pobre viuda; pero se dominó en seguida y estalló en una carcajada. ¿Y ese grito? murmuró la condesa estupefacta. Es de alegría, señora, de alegría dijo Marta . Ahora me podré casar, vos seréis libre y feliz, estaréis libre de todo pesar. ¡Ah, qué satisfecha estoy! Menos por que por vos, que sois mi buena y generosa señora.

Yo me conformo con que me ames mucho. Me parece que esto no tiene nada que ver con las conveniencias sociales, con la humildad de tu casa, ni con tu amargura. Si me quisieses igual que yo a , no exigirías más. ¿Crees que me van a meter monja o a casar por fuerza con algún príncipe de cuento de hadas? ¿Soy yo tonta? ¡Ya verás, ya verás, cuando te conozca mi padre como te conozco yo!

Lo mismo Carlota que su novio no pudieron menos de sonreír. Trascurrieron algunos minutos en silencio. Pero vamos a ver profirió después volviéndose airada hacia ellos, ¿cuándo me van ustedes a dejar en paz? ¿Se quieren ustedes casar pronto, empachosos? De eso se trata respondió gravemente Mario.

Mi madre se quedó viuda y se volvió a casar con un antiguo emigrado, el señor de Boivic, que se la llevó a Quimper, donde sus ideas se modificaron poco a poco, pero yo no era ya bastante joven para modificarme a su imagen, y vivía, además, lejos de ella. A ella, pues, y, después, a la señorita de Boivic, debes la educación que has recibido. Mi padre se había vuelto hacia y se sonreía.

Le preguntaron a Carmen, sin considerar el estado que guarda, que si era cierto que eras novio de la señorita Fernández y que te ibas a casar con ella. A me dio mucha cólera eso; porque comprendí que sólo por averiguar y saber la verdad habían venido. Se estuvieron aquí más de tres cuartos de hora, charlando como unas cotorras.

Pero, al fin, era una fineza de su parte, y Juana desde entonces se consagró con todo empeño e interés a la tarea de casar a aquel joven que, a pesar de sus malas compañías, conservaba todavía algunas buenas cualidades. Pasó revista inmediatamente en su memoria a todas las jóvenes que conocía y que pudieran convenirle, pero en aquel momento no encontró ninguna.

De Pas tenía un proyecto: casar a Olvido con quien él quisiera; creía poder conseguirlo; pero aún no había candidato; aquella proporción debía ser el premio de algún servicio muy grande que se le hiciera a él, no sabía cuándo ni en qué necesidad fuerte. Aquella mañana se le recibió en el hotel Páez como siempre, bajo palio, según la frase de don Francisco.

Echaré a la calle toda vuestra secuela y me volveré a casar. Quisiera, señor, que os acordarais de que mi propiedad no es un bien inalienable. Desde la época de mis bisabuelos, los Cass pueden disponer de sus tierras como mejor les parece. No olvidéis eso, señor. ¿Le entregasteis el dinero a Dunsey? ¿Y por qué se lo entregasteis? Tiene que haber en esto una mentira.

Como una nueva oleada de sangre subió entonces á la cara del Comendador, enrojeciéndola toda. Reportándose luego, dijo de la manera más natural á su parlera sobrina: ¿Con que esta señorita, además de ser tan guapa, es muy rica? Para estos lugares lo es. ¿No es verdad, tío, que es muy extraño que la quieran casar con don Casimiro? ¡Si viera V. qué viejo y qué feo está! Vamos, es ofender á Dios.

Palabra del Dia

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