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Actualizado: 26 de junio de 2025


También he pensado en eso respondió Leto devorando el amargor que le producía el recuerdo de aquel caso, que era la primera estación del Calvario que él había venido imaginándose . En cuanto lleguemos al muelle, irá Cornias volando a Peleches en busca de la ropa que usted necesite... Se dirá, para no alarmar, que se ha mojado usted, no lo que ha sucedido...

Abriose la puerta y aparecieron Jacinta y Patrocinio, la hermana de Moreno. Esta se reía de ver a su hermano enzarzado con la santa, y riéndose se retiró. Venga usted... Jacinta por Dios dijo Moreno echando la firma al documento , y sáqueme de este Calvario. Crea usted que su amiguita me está crucificando.

De la Guayra a Caracas. La Montaña. Una necesidad suprema. Ojeada sobre Venezuela. Su situación y productos. El coloniaje. La guerra de la independencia. El decreto de Trujillo. La anarquía. ¡Gente de paz! La lección del pasado. La ciudad de Caracas. Los temblores. El Calvario. La plaza de toros. El pueblo soberano. La cultura venezolana.

Estos odiosos trances por que han pasado cuantos escritores llegaron al teatro antes de haber conquistado en el libro ó en la Prensa un nombre respetable, constituyen los prolegómenos nada más que los prolegómenos de lo que propiamente podría llamarse «el dolor de estrenar»; Gólgota durísimo, Calvario de ingratitud, al que ningún autor, ni aun los privilegiados, puede estar nunca completamente seguro de haber subido.

Desde allí hasta la última cruz hay el mismo número de pasos que desde la casa de Pilatos al Calvario. Una de aquellas cruces viene a caer frente por frente de mi casa, en la calle Real. ¿No ha reparado usted en ella?

Las tres novelas que fijan rotundamente la orgullosa personalidad de Mirbeau, son «El Calvario», libro admirable, según Bourget, «por la sencillez magistral de la factura, sus asuntos de punzante sinceridad y el valor con que desnuda las más secretas heridas del alma».

Tal es, lectores, la escena de ese calvario durísimo, de ese triunfo inane y filante, de esa victoria aniquiladora y cruel como una derrota, por la que suspiran tantos autores y en la que sólo hay la desilusión de un gran dolor: «el dolor de estrenar...»

Durante la revolucion, el cuartel de los Inválidos tomó el nombre de Templo de la Humanidad. Bajo el imperio, se denominó Templo de Marte. Ir de la humanidad á Marte, es como ir de la Vírgen á las Sibilas, ó del Evangelio á la fábula. Aquí el monte Olimpo se puso sobre el monte Calvario, el alfanje sobre la cruz.

También maldice la guerra: para él, sobre la idea de Patria, siempre acotada y estrecha, está la idea de Humanidad; su altruismo llega al suicidio: «No, yo no mataré dice Sebastián Roch; acaso me deje matar; pero no mataré». Y el protagonista de «El Calvario» besa la frente del prusiano á quien hirió mortalmente en la batalla.

Cuando le veía marchar hacia el Calvario, cargado con el pesado leño y caer una, dos y tres veces, rendido de fatiga, sin encontrar en los feroces rostros que le rodeaban una mirada de compasión, sentía anudársele la garganta y estallar el pecho en sollozos.

Palabra del Dia

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