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Actualizado: 11 de mayo de 2025


Cogió el brazo á Sorege, rechazándole con fuerza, y dijo articulando un grito de furor: ¿Tendré que matar á este hombre? Se calmó instantáneamente, soltó al conde y dijo dirigiéndose á miss Harvey: Perdone usted, señorita. No quería que fuese usted testigo de una escena de violencia, pero me han obligado.

Luego se calmó, entregándose a complicados cálculos mentales, mientras repetía pensativo, con expresión de asombro: «¡Trenta!... ¡trenta!

El general con voces blandas, y sobre todo con su presencia grave y magestuosa, calmó la efervescencia del pueblo, que dócil á las insinuaciones de la autoridad, desfiló sin insistir en sus exigencias.

Sin hacer caso de las quejas de su madre sobre la inferioridad de la posición, la escasez del sueldo y la tristeza del país, «un agujero en el que se iban a morir de aburrimientoJulieta la calmó dulcemente como a un niño, más aún por sus caricias que por sus palabras, y la buena señora acabó por declarar que estaba pronta, por su hija, a todos los sacrificios.

Yo, exclamó usted, si un hermano mío hubiera sido condenado injustamente, no me detendría ante nada para libertarle. El mismo Sorege bromeó agradablemente sobre esto, sin lograr que usted se calmara, tan enfadada estaba usted conmigo. Por fortuna se calmó después y nuestra amistad no ha sufrido por aquella primera impresión. Miss Harvey miró fijamente á Cristián.

En el paroxismo de su ira oyó Andrés el nombre de Carmencita. ¿No sabes? le decía su hermana, serena en medio de aquella borrasca : «la dejó plantada». El bárbaro mozo se calmó de repente, deteniendo el trueno de su voz ante la imagen seductora de la niña. ¿Dónde está? preguntó ansioso. No ; ahí, por algún rincón; está muy triste. Quiero verla rugió el monstruo.

Sólo cuando algún nubarrón más espeso y más negro pasaba por delante de ella descargando su fardo de agua, la luz se extinguía casi por completo. Las olas se estrellaban contra los peñascos que sirven de baluarte al Campo de los Desmayos. El viento silbaba entre las grietas de la torre de la iglesia. La música lúgubre de los elementos embravecidos calmó un poco la fiebre del hidalgo.

Los árboles crujían, la tempestad se desencadenaba sobre el miserable grupo y las llamas del ara se lanzaban hacia el cielo como un testimonio del voto. Entrada la noche, calmó la tempestad; los grandes nubarrones se corrieron y las estrellas brillaron centelleando sobre el negro fondo del firmamento.

Encendióse entónces la contienda, y vió Setoc la hora en que se iba á ensangrentar la mesa. Zadig, que no habia desplegado los labios durante la altercacion, se levantó, y dirigiéndose primero al Celta, que era el mas furioso, le dixo que tenia mucha razon, y le pidió agallas; alabó luego la eloqüencia del Griego, y calmó todos los ánimos irritados.

Lázaro sintió impulsos de agarrar por el moño á uno y otro basilisco, y dar allí un ejemplo del vejamen que podía sufrir la aristocracia histórica en la ilustre familia de los Porreños, pero su indignación se calmó al observar que su tío, lejos de escuchar con ira aquellas acusaciones, se sonrió, y pasándole la mano por el hombro casi cariñosamente, si es permitido usar esta palabra, dijo: No se incomoden ustedes por tan poca cosa.

Palabra del Dia

hociquea

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