United States or Montenegro ? Vote for the TOP Country of the Week !


Un día, a poco de haberse injerido Jacobo en la amistad íntima del matrimonio, pintaba Currita en su estudio un retrato que decía ser de Byron, el poeta querido que en sus cuadros, bustos y estatuas tenía representado por todas partes; pero que era en realidad la imagen de Jacobo perfeccionada por Reguera, ceñida la frente de laurel y abierto hasta la mitad del pecho el ancho cuello de su camisa escocesa a la antigua.

Al descubrirse el viajero, quedó por completo a la vista su fisonomía, presentando un extraño prodigio... Hubiérase dicho que lord Byron en persona, abandonando su tumba de Nottingham, atravesaba la plaza de la Magdalena en un coche de alquiler, saludando el pabellón del Baby cual si fuera la bandera de Inglaterra.

POEMAS DRAMÁTICOS DE BYRÓN, traducidos en verso por D. J. Alcalá Galiano. Un tomo, 4 pesetas. Ejemplares especiales. OBRAS de D. J. E. Hartzenbusch. HISTORIA DE LAS IDEAS ESTÍTICAS EN ESPA

Napoleón y lord Byron padecían de estos arrebatos, de estos furores causados por el exceso de la vida. Rosas se distingue desde temprano en la campaña por las vastas empresas de leguas de siembras de trigo que acomete y lleva a cabo con suceso, y sobre todo por la administración severa, por la disciplina de hierro que introduce en sus estancias.

A los diecisiete años, qué diablo, me enamoré de Valentina y fui menos práctico que Martín; lo confieso. Los libros de estudio no me atraían mucho; leía a Lord Byron y a Musset; las Horas de Ocio y la Confesión d'un enfant du Siècle me montaron la cabeza y me enfermaron el corazón. Le hice versos a Valentina y asistía a oír la lección de matemáticas como quien asiste a un entierro.

Nunca pude fijar la cronología de estos triunfos de Madame Duval, y saber a punto fijo si los alcanzó de soltera, o ya de casada, mientras su marido combatía en Argel, o si le valieron como consuelo y desahogo después de viuda. En fin, Madame Duval gustó también de Cintra, aunque no tanto como yo y como Lord Byron. Es inexplicable el sentimiento que llaman patriotismo.

Byron era ya más célebre que Scott, Wordsworth, y Southey. Apenas hay ejemplo de un ascenso tan rápido a tan vertiginosa eminenciaMurió a los treinta y siete años, edad fatal para tantos hombres de genio. Coleridge, escribió a los veinticinco su himno del Amanecer, donde se ven en unión completa la sublimidad y la energía. Bulwer Lytton tenía hecho a los quince su Ismael.

Era una precursora de los invernantes actuales, una joven contemporánea de Lord Byron, seducida por la belleza del Mediterráneo y de unas montañas sin caminos, casi inexploradas. Al morir, la habían enterrado en el promontorio desierto, por ser protestante. Los pescadores y los cultivadores de esta costa solitaria repelían al extranjero, negándole hospitalidad hasta en sus cementerios.

Crispaba sus labios en ambas extremidades aquel pliegue oblicuo, huella de la amargura, del desprecio, del escepticismo, del vicio cansado siempre y no satisfecho nunca, que aparece tan al vivo en los buenos retratos de Byron, como si por allí se deslizaran todavía aquellas abrumadoras palabras de su último lamento: ¡Por todas partes, implacable y frío, Fue detrás de mis pasos el hastío!...

Tocando con el de Foscari, el palacio Balbi, donde habitó Napoleon: el de enfrente, uno de los cinco de Mocénigo, sirvió de morada al ilustre Byron; allí escribió los primeros cantos de su Don Juan. Palacio del Hotel de la Villa, allí cerca, frente al palacio que fué Embajada de España: al lado un elegante puente de hierro que hace poco han construido.