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Opone fieramente su roca al asalto terrorífico de las olas, que traen unas veces del Norte los discordantes furores de las corrientes de la Mancha, y otras vienen del Oeste engrosándose en su vertiginosa carrera de mil leguas, azotando con toda la fuerza acumulada del Atlántico. Me era querido aquel pueblecillo original y un poco triste que vive de la grande pesca rodeada de peligros.

Puede el mar en sus fecundas tenebrosidades sonreirse de los destructores que él mismo produce, bien seguro de procrear cada vez más. Su riqueza principal desafía los furores de esos seres tragones, siendo inaccesible á su rapacidad. Me refiero al mundo inmenso de átomos vivientes, de animales microscópicos, verdadero abismo de vida que fermenta en su seno.

Vamos, Juanita, no seas mala ni digas disparates. No es tan fiero el león como lo pintan. Y si gustases un poquito de , y mi conversación te divirtiese en vez de fastidiarte, no tendrías tanto miedo de la maledicencia, ni de los furores de mi hija, ni de los exorcismos del cura. ¿Y de dónde saca usted que yo no guste de tener con usted un rato de palique?

En estos casos la fe debe salvar; pero en el caso de Doña Blanca no había fe que valiese contra la evidencia que ella tenía. Cerrar los ojos, vendárselos y remedar fe era una infamia. D. Fadrique, condenando en su corazón y en su inteligencia serena los furores de Doña Blanca, la aplaudía y ensalzaba de que pensase con rectitud y con nobleza.

10 Atavíate ahora de majestad y de alteza; y vístete de honra y de hermosura. 11 Esparce furores de tu ira; y mira a todo soberbio, y abátelo. 12 Mira a todo soberbio, y próstralo, y quebranta a los impíos en su asiento. 13 Encúbrelos a todos en el polvo, venda sus rostros en la oscuridad; 14 y yo también te confesaré que podrá salvarte tu diestra.

Débil por su fuerza física; pequeño como un humilde átomo en presencia de las montañas y los mares; nulo delante de la incomensurable majestad del cielo y de los mundos que lo pueblan; nacido con la herencia del dolor; perecedero en su forma como todo lo que existe en el mundo físico, el hombre ha recibido sinembargo una potencia que no tienen las montañas, el océano, las tempestades ni los astros: el ESPíRITU. Y esa sola potencia, que es el soplo de Dios, que es la fuerza suprema, que es mas que la luz y que la vida, porque es la esencia creadora, inmortal y divina, le ha bastado para descomponer y analizar y someter la luz, guiar la electricidad, esclavizar los vientos, poner á su servicio el fuego y la explosión, domar los furores del océano, escudriñar los secretos del cielo y de la tierra, producir la fuerza hasta lo infinito y suprimirla á su antojo!

La madre, que estaba acostumbrada a los furores de Juanita, no había tenido muy dolorosa inquietud al verla furiosa; pero como Juanita era muy dura para llorar, y como su madre no le había visto verter una sola lágrima desde que ella tomaba, cuando niña, alguna que otra perrera, su llanto de entonces conmovió y afligió sobre manera a Juana.

Si alguna otra mirada que la de Dios hubiera podido llegar a aquel desierto, cruzando la tempestad que lo azotaba, habría descubierto una cuadrilla de hombres que caminaba en dirección paralela al mar, arrostrando los furores del temporal, envueltos en sus capas, en actitud recogida y silenciosa, los cuerpos inclinados hacia adelante y las cabezas bajas.

Los árboles floridos padecieron los furores de la intemperie, como engalanadas damiselas que en día de campo, vestidas con percales alegres, adornos vistosos y delicados de seda y tul, se ven sorprendidas por un chubasco, al aire libre, sin albergue, sin paraguas siquiera.

Faltóle la paciencia, y desvió á sablazos el populacho que se atrevió á denostarle; pero no sabia que hacerse, no pudiendo ni ver á la reyna, ni reclamar las armas blancas que esta le habia enviado, por no aventurar su reputacion: y miéntras que estaba Astarte sumida en un piélago de dolor, fluctuaba él entre furores y zozobras.