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Casi toda la pieza desaparecía bajo la gruesa capa de muletillas y bordados de oro formando flores con piedras de color en sus corolas. Las hombreras eran pesadísimos bloques de áureo bordado, de las que pendían arambeles del mismo metal. El oro se prolongaba hasta en los bordes de la pieza, formando compactas franjas que se estremecían a cada paso.

No era un chulillo, porque no agitaba en el aire el ligero velo de seda roja, y su mano no blandía ni la larga lanza del picador, ni la espada de dos filos del matador; no llevaba tampoco ni el sombrero adornado de cintas, ni la redecilla, ni el traje bordado de plata.

Entra en puntillas y se para al pie de mi cama. Es todavía más linda que mamá. Tiene una estrella en la frente y el pelo suelto. Arrastra, como la cola de los vestidos de baile de mamá, un manto de tul bordado de oro, perlas y brillantes. En la mano lleva siempre levantada su varita mágica...

D. D. anno MDCXX. En 1623 á 24 de julio, en agradecimiento al cabildo por las rogativas y fiesta de accion de gracias que habia celebrado durante su enfermedad y en su convalecencia, le envió por medio de su provisor una lámpara de plata para la capilla mayor, y un terno de raso blanco bordado.

Se trata sencillamente de un capricho de artista.... Tengo ya dos cuadros arrinconados por falta de ese parecido exacto, porque yo no podría nunca ver á mi desposada de otro modo que con la cara de la encantadora virgen del bordado ... Y sería lástima no terminar el bonito esbozo que la representa inclinada sobre el terraplén. ¿Qué mal habría en que tratase de verla?... ¡Bah! ¡Allá voy!

Bruscamente, como un niño cogido en falta, deja caer el bordado; la joven aparece en la esquina de la casa conduciendo alegremente a un hombre de aspecto rollizo, cubierto de harina, que trata de librarse con ademán torpe de las manitas que lo sujetan, y esparce a su alrededor densas nubes de polvo blanco. Ese hombre es... no cabe duda es... ¡Martín! ¡querido Martín!

Las libreas de aquellos hombres eran del duque de Lerma. Detrás del lecho se veía la manguilla negra de terciopelo bordado de oro, y con la cruz dorada de la parroquia de San Martín. El cura y los clérigos de la parroquia, y en medio de ellos el inquisidor general con sus hábitos negros y blancos de dominico, rezaban.

A cada movimiento ó travesura que pueda ensuciar el traje, un pellizco, una reprimenda; así es que ni rien ni estan alegres y se lee en los redondos ojos la nostalgia por la vieja camisola de todos los días y la protesta contra tanto bordado.

Aquélla estaba realmente muy linda disfrazada de dama de Luis XIV; vestido rojo recamado de oro, y manto amarillo, también bordado; el cabello empolvado, y al cuello una cinta de terciopelo negro con brincos de plata. Terminado el rigodón de honor, los jóvenes comenzaron a bailar. Pepe Castro vino a recoger a Esperancita, que paseaba con su íntima la última de Alcudia.

Caminaban luego las dos filas de hombres con velas ardiendo, y por último venía una bella efigie de la Virgen, que estaba sobre los cuernos de la luna, la cual luna era de plata, lo mismo que la corona que llevaba la Santísima Celestial Señora. Era su manto de raso azul celeste, todo él bordado también de plata, y que había costado un dineral.