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Actualizado: 22 de julio de 2025


Una noche, después de recogida la familia y los criados, se hallaban ambas en el gabinete de la torre. María leía a la luz del quinqué de bomba esmerilada, mientras Genoveva, sentada en otra silla, frente a ella, se ocupaba en hacer calceta.

Brindo a la salud de los novios antes de volver al convento dijo fray Gabriel. Y después de apurada la copa, se escurrió, sin que nadie, excepto la tía María, hubiese echado de ver su presencia ni notado su ausencia. La reunión se animaba por grados. ¡Bomba! gritó el sacristán, que era bajito, encogido y cojo. Calló todo el mundo al anuncio del brindis de aquel personaje.

El bueno de Harvey no sospecha que él mismo va á conducir á Sorege ante Jenny Hawkins. Vamos, pues, á caer como una bomba en medio de las combinaciones de tus enemigos que no han podido concertarse y que tendrán que defenderse en un terreno difícil y molestados por toda especie de estorbos sociales; lo que vendrá muy bien para hacer igual la partida y darnos probabilidades de triunfo.

Albizu y yo daríamos a la bomba; Arraitz y Burni nos escoltarían armados de rifles, y a la puerta de la sobrecámara quedarían el teniente y Nissen para dar, en caso de necesidad, la voz de alarma. Salimos despacio; hicimos funcionar la bomba del aljibe de popa. Nos figurábamos que no daría agua. Efectivamente: estaba agotado. Había que acercarse al castillo de proa.

Un criado vino diciendo, ya bien entrada la mañana, que D. León se estaba batiendo en las barricadas y que mandaba una fuerza considerable, cuya nueva cayó como una bomba en el colegio, produciendo gran perturbación y sobresalto, ya que no sorpresa, entre los alumnos.

El agujero que había a media cubierta, entre el pozo y el costado de estribor, era el de la bomba de achique, muy usada, porque en las arfadas, ciñendo el balandro, embarcaba en el pozo bastante agua: rociones y garranchos, según el estado de la mar; tal pieza era el cabillero para las drizas de maniobra; cuáles otras, las cornamusas para afirmar las escotas del foque y las de la trinquetilla; otra en el suelo mismo junto al agujero del pañol de cadenas, el guindaste, en el cual se hacía firme la coz de botalón, etc., etc.

Por entre los pliegues de la cortina se veía un gran lecho matrimonial de palo santo, y cerca de él otro pequeñito de niño: la estancia, esclarecida débilmente por una lámpara veladora de bomba esmerilada que pendía del techo. Calla dijo la generala suspendiendo el aliento e inclinando la cabeza hacia la alcoba, creo que despierta mi Chuchú.

Manuel Antonio se mostró jovial y decidor, trató de alegrarla cuanto pudo, atrayendo de nuevo la sangre a aquel corazón ulcerado para que la puñalada fuese más dolorosa. Pidió chocolate, lo tomaron jaraneando lindamente: Amalia llegó a olvidarse de sus preocupaciones. Y cuándo más olvidada estaba ¡zas! la bomba.

Butrón, un cigarro dijo, y con el aplomo de un veterano, de repente, sin preámbulos, hizo estallar esta bomba: Está nombrada la camarera mayor de Palacio. La sorpresa hizo saltar de sus asientos a damas y caballeros, y desapareció como por ensalmo la jaqueca de la duquesa. ¿Quién es?... Pero ¿quién podía ser?...

La nueva, por último, del duelo del Conde con el poeta Arturo por defender la inmaculada pureza de la mujer del empleadillo, estalló como una bomba en el corazón de Elisa.

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