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Actualizado: 19 de mayo de 2025


22 Y como él hubo dicho esto, uno de los criados que estaba allí, dio una bofetada a Jesús, diciendo: ¿Así respondes al sumo sacerdote? 23 Le respondió Jesús: Si he hablado mal, da testimonio del mal; y si bien, ¿por qué me hieres? 25 Estaba pues Pedro en pie calentándose. Y le dijeron: ¿No eres de sus discípulos? El negó, y dijo: No soy.

La frase presidencial despertó gran alegría en el concurso. El inválido rechinó los dientes. Hubiera dado el otro hombro por poder asestar una bofetada a aquel viejo.

Doña Ana se echó á llorar, y para que llegase hasta lo último lo escandaloso de aquella escena, el duque de Uceda dió una bofetada á doña Ana, como podía haberlo hecho el último de los rufianes.

La sonrisa despreciativa del presbítero le enrojecía la cara como una bofetada. Dígale usted ahora, padre profirió Godofredo, que yo, en este asunto, no he hecho más que acatar los consejos de mi confesor. Los consejos no; los mandatos chilló Laguardia. Yo, como su director espiritual, le he ordenado renunciar a ese matrimonio. que se ha hecho violencia para ello. ¡Tanto más meritorio!

¡A !... dijo balbuceando de rabia . ¡Darme órdenes á !... Miguel sintió que una mano se agarraba á los botones de su chaleco. Era como un pájaro temblón y agresivo, que se detenía un instante en su ciego impulso para seguir volando hacia arriba. Adivinó la bofetada, é instintivamente avanzó su diestra. Las dos manos se encontraron cuando la del joven revoloteaba cerca del rostro del príncipe.

No deseo más que oir otra vez aquello de las palomas, que me ha hecho mucha gracia. ¡Yo no lo he escrito! exclamó con angustia el hijo del Perinolo. ¿De veras no lo has escrito, guapo?... ¡Pues para cuando lo escribas! Y descargó una bofetada en la pálida mejilla del redactor. ¡Sosiéguese usted, don Benigno! exclamó el desdichado retrocediendo, y extendiendo hacia adelante las manos.

Ello es que eché un sueño, y cuando me desperté sobresaltado y miré el reloj eran más de las nueve y media. Me puse el sombrero y salí corriendo; pero cuando puse el pie en la calle y se me ofreció repentinamente a la imaginación la bofetada del Naranjero y el peligro que corría, volvime y a toda prisa cambié de traje y de sombrero.

Fortunata dijo: «¡Toma, indecente, púa, ladrona!». Bofetada más sonora y tremenda no se ha dado nunca.

El y los de su banda, que á las siete de la tarde creían indispensable el frac ó el smoking, eran á modo de una partida de indios implantando en París las costumbres violentas del desierto. El champañ resultaba en ellos un vino de pelea. Rompían y pagaban, pero sus generosidades iban seguidas casi siempre de una batalla. Nadie tenía como Julio la bofetada rápida y la tarjeta pronta.

Palabra del Dia

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