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Actualizado: 1 de junio de 2025


Cada cual se iba después para su casa y tranquilos y felices dejaban caer sus miembros fatigados sobre dos blandos colchones, tan blandos y esponjados como pudieran tenerlos el juez de la Pola ó el capitán de Entralgo. Los enviados rodearon la huerta y desembocaron en una espaciosa corralada abierta delante de las tres casas.

Esos seres de la muerte son los primeros que se hallan en el centro de la tierra. ¿Indicaría esto que la muerte haya podido preceder á la vida? No, mas los animales blandos que alimentaron á aquéllos se han evaporado sin dejar traza ni huella alguna. ¿Los comedores y los comidos eran, acaso, dos naciones de origen distinto? Lo contrario es lo más probable.

La cerveza, el vino... ¡envenenados! y llevándose ambas manos al vientre echó á correr, traspuso la puerta y desapareció en la obscuridad, dejando á Simón, Tristán y demás bebedores desternillándose de risa. Poco después se retiraron á sus casas algunos de éstos y á sus no muy blandos lechos los huéspedes de la tía Rojana.

Y la criatura aquella salía ya patio adelante entre la fuente y los rosales de las macetas, que en aquel momento solemne la saludaban, la una con sus rumores más blandos, y las otras con su fragancia más exquisita, mientras, desde la galería del piso, la vieja ama de llaves, rondeña de pura casta, la echaba saetas, lo mismo que si pasara la Virgen en la procesión de Viernes Santo.

De buena gana hubiera revuelto mi cabalgadura hacia sus risueñas praderías, cruzadas de senderos blandos y tentadores; pero me arrastraba a la derecha el pícaro deber encarnado en aquel condenado espolique, siempre cosido a las faldas de los montes, como si de ellos tomara el vigor y la fortaleza que parecían crecer en él según iba caminando.

Ya está el hatillo hecho; ya nada falta; ahora, á dormir, que la noche va muy de vencida y hay que madrugar. Y á la mañana siguiente todos se reúnen en la estación: ellas locuaces y nerviosas, ellos simpáticos, con sus semblantes afeitados y sus sombreros blandos de fieltro; y todos alegres, por efecto de la costumbre que tienen de fingir. ¿Vámonos? Vámonos. Suenan un silbido y una campana.

Dos días después me despedía en Reinosa del Cura y de Neluco que me habían acompañado hasta allí, y de Chisco que había ido tirando del rocín que conducía mis equipajes; me acomodaba en los blandos almohadones de un coche del ferrocarril, y comenzaba a rodar hacia las llanuras de Castilla, con la vista errabunda por los horizontes, aún no abiertos a mi placer, y la cabeza atiborrada de pensamientos insubordinados e indefinibles.

En esta situación de ánimo convino en que Nicolasa debía casarse con D. Casimiro; en que él debía seguir siendo su hermano, sin pensar, ó sin decir al menos que pensaba en otra cosa; y concibió con claridad, más que por el discurso y las razones, por los blandos cogotazos y por los tirones de orejas, toda la suavidad, hechizo, consistencia y deleite del amor espiritual que á Nicolasa le ligaba.

Doña Lupe tenía una falda de diario con muchos y grandes remiendos admirablemente puestos, delantal azul de cuadros, toquilla oscura envolviendo el arrogante busto, pañuelo negro en la cabeza, mitones colorados y borceguíes de fieltro gruesos y blandos, tan blandos que sus pasos eran como los de un gato. El gabinetito era una pieza muy limpia.

El aludido brincó sobre el diván, y, sin poder contenerse, dijo con marcado disgusto: ¡Pero eso es peor aún que defender la causa de mis contrarios!... Esto es defender lealmente la causa de usted respondió Leticia con acento y mirar blandos y cariñosos . Y si no, a la prueba... Pero déjeme usted concluir sin enfadarse. Aquí empezó Ángel a sentirse incómodo y desasosegado.

Palabra del Dia

rigoleto

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