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Actualizado: 1 de junio de 2025


El negocio no era tan fácil y expedito como a primera vista parecía: el Sr. de Rivera había sido siempre extremadamente escrupuloso en el lavado, planchado y demás artes decorativas; gustaba asimismo de que todas las prendas que usaba le viniesen como anillo al dedo; cualquier discrepancia en esta materia conseguía alterarle la bilis.

El único que se resistía a dejar el local fue Díaz Quintero, que empezó a pegar gritos y a forcejear con los guardias civiles... Los diputados y el presidente abandonaron el salón por la puerta del reloj y aguardaron en la biblioteca a que les dejaran salir. Castelar se fue con dos amigos por la calle del Florín, y retirose a su casa, donde tuvo un fuerte ataque de bilis.

Por estas razones en la Fábrica se hacía política pesimista y se anunciaba y deseaba que al Gobierno «se lo llevase Judas». Dos cosas sobre todo alteraban la bilis de las cigarreras: el incremento del partido carlista y los ataques a la Virgen y a los Santos.

Pues el Provisor desnuda a todos los santos para vestirse él. Es un pillo, a fe de Barinaga, un pillo que ya yo de qué muerte va a morir. Barinaga olía a aguardiente. Era el olor de su bilis. Don Cayetano se encogió de hombros y dio media vuelta.

Ya que hubo desahogado su bilis el joven marqués, sin resultado, comenzaron a desmayar sus ánimos y entró por el camino de las buenas razones, pasando en seguida al de los ruegos, aunque sin lograr mejor éxito.

Luego, gravemente y afectando indiferencia, respondió: Antoñico tiene buena sombra y me hace reir... Y ¿qué hay con eso?... Los demás también se ríen... Si no lo haces ahora es porque le has tomado tema. ¿Quieres que habiendo jarana ponga la cara larga como si fuese á hacer testamento!... Hijo, eso no puede ser... Cada cual es cada cual, y porque no críes bilis no me voy á morir de empacho de risa.

No vamos a entrar aquí, claro está, en la plurisecular contienda, largo ha extinguida, entre los partidarios del teatro clásico y los del romántico, que tantos arroyos de tinta y bilis hizo derramar en tiempo de nuestros mayores, próximos y remotos.

Pero ¿por qué? dijo entonces Stein, con la sana intención de distraer de aquel asunto al Comandante, cuya bilis empezaba a exaltarse. Eso no importa contestó Manuel , ni reparan en ello las ancianas, sino aquella que le pedía a Dios sacar la lotería, y habiéndole preguntado uno si había echado, respondió: «¿Pues si hubiese echado, dónde estaría el milagro

Clementina estaba con el brazo levantado y amenazador, la cara descompuesta por la rabia, los ojos verdes de bilis, los dientes apretados y crujientes. Herminia tuvo miedo de que la atacase una congestión y muriese allí, herida por ella, á la que, en suma, había servido hasta entonces de madre.

La indignación y la ira contrajeron mi hígado, que soltó una verdadera avenida de bilis, desbordándose en palabras. Estuve un rato bastante prolongado cogido a las rejas, mirándola con ojos llameantes en silencio. Al fin, con voz ronca de cólera, le dije: Lo que es usted una solemnísima coquetuela, indigna de fijar la atención de ningún hombre formal.

Palabra del Dia

rigoleto

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