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Actualizado: 1 de junio de 2025
Sí, por cierto; el señor Francisco Montiño me ha dicho: Gonzalvillo, hijo, ve á aquel aposento, y lleva, á un hidalgo que encontrarás en él, y que es mi sobrino, una empanada de olla podrida, un capón de leche, un besugo fresco cocido, un pastel hojaldrado, frutas, confituras y dos botellas del bueno, de Pinto. Sírvele bien, y si quisiere otras cosas, téngalas; como si se tratara de mí mismo.
Las mejillas flácidas, de color pálido terroso, el labio inferior un poco caído, expresando desdén y cansancio, los ojos de indefinible matiz, fríos y vidriosos como los de un besugo muerto, con los párpados ordinariamente caídos, expresando igualmente el hastío.
Mentira replicó Fortunata, oliendo su propio vestido . Está bien limpia. ¿Para qué dices lo que no es? No, lo que es dentro de casa, tú estás por aquello de ya engañé. Eso; ponte bien ordinaria y todo lo cursi que puedas. ¡Ay qué gracia!... pues hoy no me he puesto la bata de seda, porque he estado toda la mañana en la cocina. ¿Haciendo qué? Escabeche de besugo. Bien; me gusta.
Cenarás lo que te den replicó ella pasando de la pena al enfado . Es una mala educación pedir lo que no hay. El año pasado dijo Mariano con rudeza y desdén mi tía la Sanguijuelera tenía besugo, y pimientos encarnados, y turrón de frutas, y lombarda, y una granada de este tamaño. Yo me la comí toda. ¡Estaba más rica...!». Ceñuda y pensativa, Isidora puso la mesa.
Algunas, como Severiana, que, dicho sea entre paréntesis, tenía para aquella noche una magnífica lombarda, lomo adobado y el besugo correspondiente, se contentaban con un saludo afectuoso. Otros no se daban por satisfechos con lo que recibían. A todos preguntaba Jacinta que qué tenían para aquella noche.
Ocupábase en recorrer los puestos de la Plaza del Carmen para traer a su mujer noticias auténticas del precio de la merluza, el besugo, los pajeles. Tratábase de esto en Consejo, y D. José decía con gravedad: «Todo está por las nubes.
La algazara de la sala crecía, y por las palabras sueltas, los plácemes y exclamaciones que de ella hasta el cuarto de los Rufetes llegaban, así como por los olores culinarios que invadían toda la casa, se podía saber a qué altura andaba el festín. Se sintió sucesivamente la aparición del besugo, la del pavo, aclamado con palmoteo y vivas. Don José lo recibió cantando la Marcha real.
¡Pícaro, qué bien me conoce usted! exclamó dándole un pellizco. Timoteo clavó en ella una mirada de besugo atónito. A usted no se le ha escapado el cariño con que siempre le he mirado. Es una debilidad, una manía; nunca he podido remediarlo. Mis hijas me tienen dicho un millón de veces: «¡Pero, mamá, no callas con Timoteo! ¿Y qué le voy a hacer, hijas mías?
OTRA FÓRMULA. Limpio y sazonado de sal se envuelve en un paño y se pone a cocer con agua, perejil, cebolla y vinagre. Después de cocido se saca a una besuguera; en una sartén con aceite se fríe un ajo, se quita y se echa harina, pimentón, agua y vinagre y se echa todo al besugo, y después de hervir un rato, se sirve.
Y el ministro, descompuesto, sudando la gota gorda, colorado como una remolacha, y con ambos puños apoyados en las respectivas rodillas, fijaba en Currita sus ojos de besugo, como si pretendiese tragársela de un solo bocado.
Palabra del Dia
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