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Actualizado: 11 de noviembre de 2025


Después, buscando en la biblioteca, halló el Genio del Cristianismo, que fue una revelación para ella. Probar la religión por la belleza, le pareció la mejor ocurrencia del mundo. Si su razón se resistía a los argumentos de Chateaubriand, pronto la fantasía se declaraba vencida y con ella el albedrío.

Irá al fondo del problema o la cuestión, y lo tratará con claridad y conocimiento. Sin que ello importe que no guste de la belleza, como que campean en sus libros imágenes hermosas como novias garridas y apuestas, pues que no desdeña unir a la línea severa de la idea la curva elegante y armoniosa del arte. Pero siempre familiar e irónico.

Mi Cesarina, la que fue mi orgullo por su belleza encantadora, sepultada lejos de , detrás de ese horizonte de los Alpes, de donde veo continuamente surgir su recuerdo. Mi Susana, aquella santa que anticipadamente ostentó alrededor de su frente la santa aureola y que Dios me quitó para que yo pudiera ver en su recuerdo la imagen de un ángel de pureza. ¡Muertos los unos, ausentes los otros!...

Además, doña Bernarda llevaba a Remedios a la suya con frecuencia, y rara era la tarde que al entrar en su casa Rafael no encontraba a aquella muchacha tímida, torpe y de una belleza insignificante, vestida con trajes que aprisionaban cruelmente su soltura de chicuela criada en los huertos, transformada rápidamente en señorita por la buena suerte del padre.

Yo que habia escuchado entusiastas descripciones de Lisboa; que la imaginaba pomposamente gallarda, con el arrullo del Tajo á sus piés; que á juzgar por lo que de su belleza habia leido dibujaba en mi fantasía un cuadro de Paris, desperté con disgusto de mi sueño al aspecto de la ciudad, no obstante verla por su lado mas pintoresco, desde el mar, sobre el Tajo, á sus piés, y á la luz de un hermoso sol naciente.

Ese súbito renacimiento de vida, de belleza, de ternura, esa deliciosa aventura de encontrar á su mujer convertida en una joven querida llena de emoción, y tan dichosa de verse al lado de su compañero, ese milagro ¿es ficción acaso? No, sino el agradable espectáculo que se ve muy á menudo. Y si es raro entre los ricos, frecuentemente acontece á las familias laboriosas y esclavas de sus deberes.

El señor de Kerveloch la contempló como hombre que sabe apreciar la belleza y pocos días después solicitaba el honor de unirse a ella, como dicen mi tío y la etiqueta. Juno salió de su habitual indiferencia, y declaró con entusiasmo, que jamás le había gustado tanto un apuesto caballero y que se negaba redondamente a dar su mano al señor de Couprat. «Y ahí tenéis todo, mi querido cura.

Ella apeló entonces a las lágrimas, último recurso femenil; y Fernando, para distraerla, comenzó a ensalzar la belleza del paisaje. Interrumpía sus desesperadas reflexiones con llamamientos para que fijase los ojos en la tupida arboleda y la maravillosa vista de la bahía. El remedio fue eficaz. ¡No me quieres, me has engañado! gemía Nélida . Me dejas ir al encuentro de mi hermano.

La caridad en sus labios era la necesidad suprema, la belleza suma, el mayor placer.

Las iglesias de Lóndres, desde que existe el protestantismo, han perdido toda su belleza y magnificencia: nada en verdad mas triste y frio que penetrar en la soberbia iglesia de San Pablo, de igual forma que San Pedro de Roma; la desnudez absoluta del templo, en el cual no se ve un solo altar ni imágen alguna de santo, el vacío prosáico de aquellas inmensas naves que nada dicen, la ausencia completa de la solemnísima pompa que acompaña á la ceremonia católica, todas estas circunstancias reunidas hacen de San Pablo un esqueleto frio, que solo despierta dos emociones: la de la grandeza del sentimiento que le dió vida, la de la pequeñez del que le ha disecado, que le ha muerto.

Palabra del Dia

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