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Actualizado: 22 de mayo de 2025
¡Ah!... ¡qué bello es el dolor de una hija! dijo el bebedor de aire soltando resueltamente la pluma , ¡cuán meritorio a los ojos de Aquel que todo lo ve, que todo lo pesa, que da a cada uno lo suyo!... Llore usted, llore usted; no seré yo quien trate de combatir su pena con consuelos triviales.
Bendíjola fray Diego que, por ser el sacerdote más bizarro y el más firme bebedor de anisado de la capital, gozaba de gran prestigio entre la oficialidad. Asistieron al acto más de veinte damas y casi otros tantos caballeros. En cuanto terminó se trasladaron todos a la Granja para pasar allí el día. Por hallarse tan cerca de la población no se necesitaban carruajes.
Convida a todos los que encuentra por el camino... ¡Ah sí! es un gran compañero y un bebedor insigne «el diablo de Juan.»
Es tenaz, leal y valeroso por orgullo, como es intolerante en religión y preocupaciones de raza y dinastía, pródigo, obsequioso, apostador, reservado, bebedor y todo lo demás por orgullo.
En la época á que nuestra historia se refiere, las sesiones estaban todavía en la planta baja. Aquéllos fueron los buenos días de la Fontana. Cada bebedor de café formaba parte del público. Entre los numerosos defectos de aquel local, no se contaba el de ser excesivamente espacioso: era, por el contrario, estrecho, irregular, bajo, casi subterráneo.
Su chaleco aparece siempre con los cuatro botones superiores desabrochados; la cadena es de plata, gorda y con muletilla. Sarrió es un epicúreo; pero un epicúreo en rama y sin distingos. Ama las buenas yántigas; es bebedor fino, y cuando alza la copa entorna los ojos y luego contrae los labios y chasca la lengua. Sarrió no se apasiona por nada, no discute, no grita; todo le es indiferente.
¡Por el filo de mi espada! exclamó el arquero al terminar la canción. Muchas noches he oído esa misma trova en el campo inglés y cuenta que le hacíamos coro más de doscientos soldados del rey; pero este viejo bebedor deja muy atrás á los que tenemos por oficio manejar el arco, la ballesta y la alabarda.
Tú serías bebedor á fuer de soldado... no se ha de decir que te he dejado morir de sed, viéndonos vaciar veinte botellas... ¡toma! Y esto diciendo llevóse la copa á los labios, y después de humedecérselos con el licor que contenía, le arrojó el resto á la cara, prorrumpiendo en una carcajada estrepitosa al ver cómo caía el vino sobre la tumba goteando de las barbas de piedra del inmóvil guerrero.
Todo el mundo sabe y de ello hemos hablado tú y yo en el convento, que tu pariente Hugo de Clinton es un bebedor sin tasa, pendenciero y jugador, que ha dado escándalos mayúsculos y que probablemente hará tanto caso de tí como de un perro, si es que no te maltrata. No puedo creerlo, repuso Roger. Y si tan malo es, mayor deber tengo yo, su único hermano, de darle algunos buenos consejos.
Ese es Ferrus el pintor, dijo la tía Rojana señalando con el cucharón al dormido bebedor. ¡Y yo, tonta de mí, que le creí y le dí de beber antes de que me pintara la muestra prometida y ahora me quedo sin muestra y sin el vino que se me ha tragado ese perdulario!
Palabra del Dia
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