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Actualizado: 19 de octubre de 2025
Pero entretanto la mina se cargaba sordamente: venian noticias alarmantes desde Madrid; D. José Palafox y Melci habia llegado herido desde Bayona, y la relacion de las desgracias de un Rey tan idolatrado como Fernando 7.º habian producido aquella impresion que no podian menos de causar en un pueblo tan generoso y tan fiel como Zaragoza.
Efectivamente, aquí está en letras de molde dijo con grandes aspavientos el diplomático, preparándose a leer . Oigan ustedes: «Madrid, 6 de junio. El descontento de las tropas enemigas parece general, y corre muy válida la voz de que en Bayona hay insurrección, y de que el Emperador está oculto, añadiendo algunos que herido.»
«Iten que por maltratar á algunas personas con quien tiene enemistad, se acompaña con los alguaciles, que rondan, tomando la administración de la justicia por color para sus intereses, como lo hizo con doña Gerónima de Ledesma, que tiene casa de posada en la calle de Bayona, y rondando con Lorenzo López, alguacil de la Justicia, fué á su casa y la deshonró de muy feas y afrentosas palabras, dándole muchos golpes y empellones, y lo mismo hizo en otra ocasión con doña Francisca de Villalobos, llamándola de... haciéndola presa en la cárcel, en que hay mucha nota.»
Como el interes de una poblacion como Bayona se gasta pronto para el extranjero, tomé billete en la diligencia de Burdeos, que á las dos de la tarde parte del Hotel del comercio . Veinte horas poco mas ó ménos emplea la diligencia en su carrera de Bayona á Burdeos. La carretera que separa estas dos ciudades es buena como casi todas las de Francia.
¡Oh!, sí... Pensamos marcharnos pronto, porque nos llama un asunto en que está interesada toda la familia. A ser por mí, ya estaríamos allá. No puedo vivir en Córdoba, y menos en el estado actual de la guerra. Esto no es vivir. Si en Madrid no hubiese tranquilidad, nos iríamos a Bayona con toda la familia.
A veces una cascada de notas irónicas y risueñas cortaba el canto, después la estrofa volvía, tierna, honda, cual un gemido, elevándose hasta los cielos, negros ya como la tinta. Lucía escuchaba, y el convoy, despacioso, hacía el bajo, sosteniendo con su trepidación grave, las voces de los cantores. La llegada a Bayona sorprendió a Artegui y Lucía como el despertar de prolongado sueño.
Con esto, los dos hermanos salieron en triunfo del Sardinero para Francia y detuviéronse en Bayona, en el hotel de San Esteban, donde tuvimos la honra de conocerles. Vio el cielo abierto Perico cuando supo que Miranda y su mujer seguían a Vichy, y comprendió que Lucía era la persona más a propósito para relevarle en acompañar a Pilar, y aún para hacer de enfermera en caso de necesidad.
ELECTRA. Mi madre... No se asombre usted... Mi madre puede decirme... y luego aconsejarme... ¿No cree usted que las personas que están en el otro mundo pueden venir al nuestro? Yo sí. Lo creo porque lo he visto. Yo he visto a mi madre. EVARISTA. ¡Virgen del Carmen, cómo está esa pobre cabeza! ELECTRA. Cuando yo era una chiquilla de este tamaño... EVARISTA. ¿En las Ursulinas de Bayona?
Todos se arrepintieron de su decisión, menos yo. No crean ustedes que fué por evitarme el pago de la apuesta. Yo tengo mis ideas, y he leído algo. Soy republicano... y Francia es el país de la gran Revolución. Ingresé en un batallón de la Legión extranjera que se organizaba en Bayona, compuesto en su mayor parte de españoles.
Ocupado en trabajar por mis ideas políticas, no prestaba atención á la suerte editorial de mi obra, cuando algunos meses después recibí una carta del señor Hérelle, profesor del Liceo de Bayona. Ignoraba yo entonces que este señor Hérelle era célebre en su patria como traductor, luego de haber vertido al francés las obras de D'Annunzio y otros autores italianos.
Palabra del Dia
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