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Actualizado: 15 de junio de 2025
Si me privo de todo, me muero de pena, y si no me privo me deshonro... ¡Oh Dios!, ¡quién fuera cursi, quién fuera populacho!... Me pasaría la vida haciendo cigarros, lavando ropa, comiendo bodrio, durmiendo en un jergón asqueroso; me casaría con un cafre hediondo, tendría un chiquillo cada año, viviría como una bestia, toda imbécil, toda sucia...; ¡pero sería feliz como son felices los que no conocen el dinero!... ¿Qué es mejor, ser una piedra, que se está donde la ponen, o ser una criatura racional que quiere ir a alguna parte? ¡No sé, no sé! ¡Benditos sean los adoquines, que ni siquiera sienten los pisotones que les dan!... Vaya, vaya, qué duro es este sofá.
Mientras tanto, procuraba la marquesa sosegar a Diógenes, diciéndole que había mandado a toda prisa a Loyola por un padre jesuita, que debía de llegar de un momento a otro. Diógenes exclamó: Con ellos me eduqué... Pero no lo digo nunca... ¡Los deshonro!...
A la tercera, Fortunata había salido. Dos horas después entró, trayendo un paquete en la mano. «¿Que de dónde vengo? Pues de comprar unas cosillas. ¿No me dijiste que querías una corbata? Mírala». Una noche entró Maximiliano bastante excitado. Le tomó la mano a su mujer, y haciéndola sentar a su lado, le dijo a boca de jarro: «Hoy he conocido a ese pillo que te deshonró».
Hundido el sistema constitucional en 1814, Elías fué feliz; pero no por eso vivió tranquilo, porque comenzó á tomar parte en la vida activa de la política, que es en todas ocasiones una vida poco agradable. Trabó amistad con el duque de Alagón, individuo de la odiosa camarilla; entraba en los conciliábulos de Palacio, y se honró con la amistad de aquel príncipe que deshonró á su patria.
Mas, como vuestra merced le deshonró tan sin propósito y le dijo tantas villanías, encendiósele la cólera, y, como no la pudo vengar en vuestra merced, cuando se vio solo descargó sobre mí el nublado, de modo que me parece que no seré más hombre en toda mi vida. -El daño estuvo -dijo don Quijote- en irme yo de allí; que no me había de ir hasta dejarte pagado, porque bien debía yo de saber, por luengas experiencias, que no hay villano que guarde palabra que tiene, si él vee que no le está bien guardalla.
«Iten que por maltratar á algunas personas con quien tiene enemistad, se acompaña con los alguaciles, que rondan, tomando la administración de la justicia por color para sus intereses, como lo hizo con doña Gerónima de Ledesma, que tiene casa de posada en la calle de Bayona, y rondando con Lorenzo López, alguacil de la Justicia, fué á su casa y la deshonró de muy feas y afrentosas palabras, dándole muchos golpes y empellones, y lo mismo hizo en otra ocasión con doña Francisca de Villalobos, llamándola de... haciéndola presa en la cárcel, en que hay mucha nota.»
Palabra del Dia
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