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Actualizado: 30 de abril de 2025


Al fin, el pobre embajador no vio más sitio disponible para sus talentos que las repúblicas de América; pero como era un señor de buenos principios, amigo de los reyes, prefirió morirse... Y no creas que la niña se contentaba sólo con el personal que come y baila en los palacios reales. ¡Si fuese verdad todo lo que cuentan!... Esa chica es lo más extremosa: o todo o nada; tan pronto se fija en lo más alto, como busca arañando debajo de tierra.

Si ellas asisten, las demás, las de reata, vendrán de fijo, malgré todos los jesuitas y padres descalzos del mundo. ¡Magnífico! ¡Magnífico! Pues nada, a trabajar, a trabajar. Cada cual ofreció traer a quien pudiera. Don Víctor, a quien otra pulla de Foja había picado mucho, no pudo menos de decir: Yo, señores... respondo de traer a mi mujer. Esa no baila pero hace bulto.

Pero no entiendo por qué pueda ser enemigo de don Rodrigo el bufón de su majestad. ¡Bah! ya veo, señor Francisco, que vos sabéis muy poco. No me es fácil dar con el motivo de la ojeriza que decís tiene el tío Manolillo á don Rodrigo. ¿Conocéis á una comedianta que se llama Dorotea, que baila como una ninfa en el corral de la Pacheca?

Templada la guitarra, principia el baile que se reduce á ligeras ondulaciones de las caderas, acompañando á los cortos pasos con que van acercándose los bailadores. Al encontrarse, se paran y ella canta, tomando un tema alusivo á la persona por quien se da la fiesta ó picarescamente intencionado contra el individuo con quien baila.

La junción de los abrazos de los llantos y los besos se deja pa las mujeres, como que entienden el juego. Pero el hombre, que compriende que todos hacen lo mesmo, en público canta y baila, abraza y llora en secreto.

MARINO. ¡Maestro! el primero que acude a consultarte es un bellísimo y elegante mancebo, llamado Eumorfo. Nadie se viste con tanto lujo y primor, nadie monta mejor a caballo, nadie baila con tanta gracia y gallardía. Por estas y otras prendas es el encanto de las damas más encopetadas. PROCLO. ¿Qué pretenderá de ese pisaverde? Dile que pase adelante.

Por eso dijo Voltaire, con razón, que el pueblo vasco es un pequeño pueblo que baila en la cumbre de los Pirineos. Después de saltar y brincar emprendimos la vuelta entre la algazara de los chiquillos y las canciones de los mozos. A primera hora de la noche ya estábamos otra vez en Lúzaro, en la plaza, bailando.

Monta a caballo y atropella con gracia a la gente de a pie; habla el francés, el inglés y el italiano; saluda en una lengua, contesta en otra, cita en las tres; sabe casi de memoria a Paúl de Kock, ha leído a Walter Scott, a D'Arlincourt, a Cooper, no ignora a Voltaire, cita a Pigault-Lebrun, mienta a Ariosto, habla con desenfado de los poetas y del teatro. Baila bien y baila siempre.

Yo le conozco a usted hace mucho tiempo manifestó el peluquero con la misma voz apagada y sin dejar de sonreir. ¡Oh, , hace mucho tiempo! Usted no me conocerá... ¡Claro! los señoritos no acostumbran a fijarse en nosotros. Le tengo visto muchas veces por ahí a caballo y en coche... y también a pie. En los bailes de las Escuelas le veo a menudo. Baila usted muy bien, señorito, ¡muy bien!...

¡Claro! un día le saqué de un gran apuro, era un viernes á las siete y media de la mañana, todavía me acuerdo, yo no había almorzado aun... Esa señora que va seguida de una vieja es la célebre Pepay la bailarina... ahora ya no baila desde que un señor muy católico y muy amigo mío... se lo ha prohibido... Allí está el calavera Z, de seguro que va tras la Pepay para hacerla bailar otra vez.

Palabra del Dia

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