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Actualizado: 21 de octubre de 2025
¡Qué atrocidad!... ¡Programa! gritó don Víctor : al teatro dos veces a la semana por lo menos; a la tertulia de la Marquesa cada cinco o seis días, al Espolón todas las tardes que haga bueno; a las reuniones de confianza del Casino en cuanto se inauguren este año; a las meriendas de la Marquesa, a las excursiones de la high life vetustense, y a la catedral cuando predique don Fermín y repiquen gordo. ¡Ah! y por el verano a Palomares, a bañarse y a vestir batas anchas que dejen entrar el aire del mar hasta el cuerpo... ea, ya sabes tu vida.
Los muchachos, sentados en los bancos de la escuela, levantan con frecuencia los ojos de los libros de estudio para mirar con avidez el camino que conduce al arroyo; luego, cuando al salir se sienten libres, se dirigen con alegría hacia el charco profundo, donde retozones y alegres van á bañarse.
Y en busca del gran rey que todas las mañanas, luego de bañarse en el lago sagrado, se revolvía en montones de polvo de oro, cubriéndose de pies a cabeza con esta costra deslumbrante, avanzaban los aventureros por pantanos infinitos, hundiéndose en el légamo con la pesadez de sus armaduras, chapoteando como hipopótamos de acero en un fango de siglos.
Los millones de años que llevamos de vida y los que esperamos vivir aún, serán para él una primavera. Acaso, cuando vuelva él de veranear o de bañarse en algunos baños de su mundo, encuentre ya el nuestro desolado y hecho ruinas, y extinguida, nuestra efímera raza. Pero no tendrá razón. Lo importante es la inteligencia, la cual no se mide por varas, ni por kilómetros, ni por diámetros terrestres.
Vino, seis años hará, una familia de muy lejos, con dinero abundante y dispuesta a bañarse y a pasar aquí una larga temporada. Por de pronto, le costó Dios y ayuda encontrar hospedaje, y ese malo. Al día siguiente estuvieron a punto de ahogarse la señora y sus dos hijas, por no haber hallado a ningún precio quien se prestara a servirlas de bañero, y no saber ellas dónde se metían.
A lo que respondió don Quijote: -Por cierto, hermosísima señora, que no debió de quedar más suspenso ni admirado Anteón cuando vio al improviso bañarse en las aguas a Diana, como yo he quedado atónito en ver vuestra belleza.
Usted debe bañarse todos los días, ¿no es cierto, gentleman?... Además, el pedazo de tela blanca, grande como una alfombra de salón, que lleva usted sobre el pecho, junto con el reloj, ha impregnado el ambiente de un olor de jardín.
Déjame en el suelo. No quiero... no puedo... Al fin, cerca de la orilla, la pone en el suelo; después se tira sobre la hierba, apoya la mano sobre el corazón y hace un esfuerzo para tomar aliento. Le laten las sienes y está a punto de perder el conocimiento... Pero se incorpora con esfuerzo vigoroso, inclina el busto sobre la corriente y coge agua en las palmas de las manos para bañarse la frente.
Por último, si el afán de eclipsarse en estos meses de calor atribula demasiado, y la bolsa se halla tan escurrida, que no hay ni para ir a bañarse o a ver la mar en Motrico, se va el elegante, o la familia elegante, a cualquier lugar de la Mancha, donde a veces lo llano y escueto, y sin árboles ni matas del terreno, imita la mar, y los cigarrones, los cangrejos y peces, y allí se está tomando el fresco a todo su sabor, hasta que ya es la época y sazón oportuna de volver a Madrid sin infringir las leyes y liturgias del buen tono.
El todo se resume en cuatro palabras; mas, esas palabras, son á la vez un sistema médico y de educación: 1.º Débese beber el agua del mar, bañarse en él y comer cuanto produce que tenga concentrada su virtud: 2.º Los niños no deben ir muy abrigados, y tenerlos siempre en contacto con el aire. Aire, agua, y nada más. El último consejo es bien atrevido.
Palabra del Dia
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