Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 11 de octubre de 2025


Armamos nuestra diestra con tu rayo Para acorrer la patria en su orfandad, Dando al viento de nuevo los colores Que engalanó en los nítidos albores De nuestra patria el sol de libertad. Pero la diestra que mi patria azota La revolcó en el campo de la rota, Y vió abatido su inmortal pendon; Los cruzados de Mayo sucumbieron Y á las playas de Oriente se acojieron Cual la paloma que huye del halcon.

Hay estudiante que se acuesta satisfecho con media docena de miradas recogidas acá y allá, en sus idas y venidas por el Espolón o por la calle del Comercio; y niña casadera que tiene para ocho días con una flor amorosa que fingió desdeñar por impertinente y que saborea a sus solas, mientras borda unas zapatillas durante siete días mortales, detrás del cristal que azota la lluvia incansable.

¡Cuántas cosas tenía que decirte! murmura la infeliz. Y ahora no se me ocurre nada, absolutamente nada. El la aprieta entre sus brazos más estrechamente; y los dos permanecen silenciosos e inmóviles, mientras la tormenta los sacude y la lluvia los azota.

Pues yo haré que con tu pena avives, Y tengas el hablar á buena suerte, Pues eres de los nuestros, no te esquives De hablarme y responderme, mira, advierte Que si callas, haré que con tu mengua Sueltes la atada y encogida lengua. Rocia el cuerpo con el agua amarilla, y luego le azota con un azote. Espiritus malignos, no aprovecha?

2 puestos los ojos en el Autor y Consumador de la fe, Jesús, el cual, habiéndole sido propuesto gozo, sufrió el madero, menospreciando la vergüenza, y fue sentado a la diestra de Dios. 4 Que aún no habéis resistido hasta la sangre combatiendo contra el pecado; 6 porque el Señor al que ama castiga, y azota a cualquiera que recibe por hijo.

La onda se humilla, corriendo fugitiva, ante ese conquistador que la surca sin temerla y la azota con las ruedas de su carro triunfal; el monstruo de las aguas busca sus grutas escondidas en el abismo, comprendiendo que el imperio del elemento líquido le pertenece á un sér infinitamente superior; y el huracan, ese Júpiter sin forma, de aliento destructor, que impera sobre las soledades del páramo, de la selva, del arenal y del océano, parece amansarse en presencia de ese viajero que opone á las conmociones supremas de la creacion la fuerza misteriosa de la ciencia triunfante!

Jamás el hombre aleve podrá borrar la estela que tus sencillas naves dejaron en el mar; el genio de la historia por tu recuerdo vela y tu glorioso nombre los siglos guardarán. La noche del olvido no puede con sus brumas de tu memoria egregia las luces apagar; constante el mar azota las peñas, y en espumas tan sólo se convierte su furia pertinaz.

Dejaré esta encantada comarca de Granada; mas no ya para recorrer alcázares y templos, sino para ver ese Guadalquivir que fecunda los campos de Córdoba y Sevilla, ese Océano sin fondo que azota las murallas de la ciudad de Cádiz, ese sol que baja alli al fondo del mar ceñido de una corona de tinieblas. ¿Qué puedo ver ya en los monumentos de aquellas tres ciudades?

La lluvia de otoño azota los vidrios de las ventanas, y el viento produce al chocar con las ramas de los plátanos intermitentes y melancólicos silbidos. Me encuentro en una habitación grande, pero casi desamueblada.

Fué no más vago sueño mentiroso; hoy me digo: «¡la amé!» A través de los siglos que han pasado, inmóvil en tu asiento; bañada por el mar desenfrenado que ruje turbulento ó seca por el viento que azota tu semblante descarnado, miras llegar tranquila la ola hirviente que rugiendo avanza, se recoge al llegar, duda, vacila y contra con ímpetu se lanza.

Palabra del Dia

pacificadoras

Otros Mirando