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Actualizado: 7 de junio de 2025
A continuación, cuatro gendarmes de cascos abollados y sables herrumbrosos; y tras esta escolta de honor, Neptuno, el de las blancas barbas, con diadema de latón y cara de borracho; un astrónomo y su ayudante, con luengos fracs de percalina y sombreros de copa alta pintarrajeados de estrellas; un escribano con toga y birrete, seguido de su ayudante, que llevaba los libros; y el barbero del dios, favorito y bufón a un tiempo, lo mismo que ciertos rapabarbas históricos consejeros de los antiguos reyes.
A pesar de este calor y de la peste que daban los dos reverberos de petróleo colgados sobre la mesa, recientemente encendidos, aunque a media luz todavía por recomendación del conserje, muy encarecida al muchacho que apuntaba; a pesar de esto, y de llevar más de dos horas jugando, ni el Ayudante ni Leto mostraban señales de cansancio.
Enrique se había alejado, y distraíase viendo jugar al billar; varios jóvenes llamaron al gentil ayudante de campo, y, de grado o por fuerza, no tuvo más remedio que acudir al llamamiento. Sentose lejos de Cecilia, y en las prendas que él sentenció evitaba toda ocasión de aproximarse a ella.
Después me dijeron que les cantase el jaleo, y lo canté de pie sobre una banqueta. ¡Ave María Purísima! Hasta los soldados se acercaban a la tienda para oír. Entre los oficiales había dos que no me dejaban de la mano, y me decían que si me pasaba al ejército francés me tomarían por ayudante, llevándome a Francia, a París, y de París a recorrer toda la Europa.
Antes jugaba mucho al tresillo; ahora se le halla casi toda la noche y parte de la tarde fumando y tomando café en una mesa, cerca de la de billar, viendo cómo juegan el hijo del boticario y el Ayudante de Marina, hablando con ellos a su modo a ratos, y a ratos con dos abogados y un médico, jóvenes, de lo más culto y tratable que hay aquí, y conmigo, que solemos acompañarle...
Un año permaneció allá el príncipe, visitando sus propiedades menos lejanas, conociendo á todas las grandes familias amigas de su madre. El coronel habló gravemente de cosas de guerra con varios generales que le acogieron como un igual. Era el ayudante, el compañero de heroísmos de Saldaña, al que habían conocido, de jóvenes, en la guerra contra Turquía siendo oficiales.
»Yo creo que habría palos en el Casino, si a Maravillas le diera por hablar tan recio allí, porque solamente con la estampa y la sonrisita es ya una indigestión continua para ciertos y determinados temperamentos: uno de ellos el fiscal, de seguro; y muy probable, el hijo del boticario, que es atroz por lo sincero, por lo acelerado... y por lo forzudo, y se pasa las horas muertas jugando al billar con el Ayudante de Marina que está siempre desocupado.
Nadie sabe como él llevar una carta a su destino, y, según los casos, dejarla precipitadamente o lograr en seguida la contestación. Es maestro en negar o permitir oportunamente la entrada a las visitas, y en cuanto a intervenir y ser ayudante y, tercero en aventuras e intrigas amorosas, no hay Mercurio ni Celestina que le aventaje.
Juan Tejeiro de donde nos llevamos los objetos que constan en el libro en la fecha indicada. Sin más, de Vd. atto. El Comandante del Escuadrón de Caballería, Loreto Vera. También el día 21 del presente con el mismo capitán y el Teniente ayudante y tres números, hicimos un recorrido con rumbo á Belona, del término municipal de Guantánamo.
El coronel tuvo que embarcarse como ayudante de campo del príncipe. Nunca se había separado de él. Pero ¡ay! no tenía el pie marino, y menos aún el estómago: era un héroe de montaña; y desde un puerto del Brasil hubo que reexpedirlo á París.
Palabra del Dia
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