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Se apartó de la mesa. A propósito. ¿Por qué no has avisado a tu madre? ¿De qué? De que comías fuera... ¿Pero usted sabe?... Ya lo creo, hijo mío. Dos veces estuvo aquí Teresina de parte de Paula; que dónde estaba el señorito, que si había comido aquí. No, hija, no; tuve que salir yo mismo a decírselo. Y a la media hora, vuelta.

Avisado del peligro que corría su vida, en vez de espantarse ó temer la muerte, parecía que le salía al encuentro con generosidad y fortaleza de ánimo, confiado en la misericordia de aquel Señor que le había concedido cuarenta y ocho años para servirle en la Compañía, y treinta y ocho en las Indias.

En esto, llegaron corriendo, con grita, lililíes y algazara, los de las libreas adonde don Quijote suspenso y atónito estaba, y uno dellos, que era el avisado de Roque, dijo en alta voz a don Quijote: -Bien sea venido a nuestra ciudad el espejo, el farol, la estrella y el norte de toda la caballería andante, donde más largamente se contiene.

No era la doctora la que obraba tales prodigios. Todos los negociantes germánicos de Nápoles y Sicilia le habían dado ayuda... Y convencida de que el capitán iba á ser avisado de un momento á otro, puso en orden su equipaje, arreglando una pequeña maleta que le había de acompañar en la corta navegación. Al anochecer del día siguiente el conde vino á buscarle.

La madre teniendo que visitar su viejo mueble para hacer un pago a los jornaleros; el grito de horror y alarma que puso en conmoción la casa; la llegada de Don Andrés, avisado apresuradamente; la sospecha contra la fidelidad doméstica, pasando revista a todas las sirvientes, que lloraban protestando con indignación, hasta que doña Bernarda cayó en una silla, casi desmayada, murmurando al oído de su consejero: Rafael no está en casa.

Fuera del local, los servidores y los maltrechos policías se miraron con una expresión de inteligencia: ¡Ya lo mata!... Le está bien, por no haber querido oir nuestros consejos. Avisado por los gritos del profesor, Gillespie bajó su cabeza hasta el nivel de su asiento, sacándole con dos dedos de la espiral cimbreante.

El cuatralbo, que estaba avisado de su buena venida, por ver a los dos tan famosos Quijote y Sancho, apenas llegaron a la marina, cuando todas las galeras abatieron tienda, y sonaron las chirimías; arrojaron luego el esquife al agua, cubierto de ricos tapetes y de almohadas de terciopelo carmesí, y, en poniendo que puso los pies en él don Quijote, disparó la capitana el cañón de crujía, y las otras galeras hicieron lo mesmo, y, al subir don Quijote por la escala derecha, toda la chusma le saludó como es usanza cuando una persona principal entra en la galera, diciendo: ¡Hu, hu, hu! tres veces.

Les era necesario mucho tiempo para aproximarse unos á otros, pero el maravilloso aparato los mantenía en incesante comunicación, como un grupo de camaradas que conversan plácidamente haciendo el mismo camino. De vez en cuando, el telegrafista, avisado por el chisporroteo de sus bobinas, se calaba la diadema con orejeras para escuchar á los remotos camaradas.

Demasiado sabía que la oveja no se le había de entregar de buenas a primeras, que iba a encontrarse con un hombre avisado, erudito, a quien no se atraería con cuatro lugares comunes. Entonces, ¿por qué abatirse repentinamente? ¿Por qué darse por vencido sin luchar? El P. Gil se confesó, con su habitual y sincera modestia, que no estaba preparado para este combate.

Con ello cumplo como hombre avisado y como padre cariñoso; y así me encuentro satisfecho, lo que se llama satisfecho hasta la hartura... ¡Canástoles! y a la porra lo demás.