Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 15 de mayo de 2025
Pasó un brazo por su talle, la atrajo hacia él y la besó donde pudo, donde alcanzaron sus labios, entre el lóbulo sonrosado de una oreja y el cuello moreno, que erizó su piel, estremecida al contacto de los labios. La joven se desasió con rudo empujón. ¡Isidro! exclamó avergonzada . ¡Isidro!... Y bajó la cabeza tristemente, como dolorida por la audacia del amante.
Doña Juana estuvo, como ya hemos dicho, muchos días avergonzada, sin atreverse á mirar frente á frente á ningún hombre de los de la servidumbre interior que habían estado de servicio la noche de su mala ventura; doña Juana se había informado de quiénes eran aquellos nombres, con gran reserva, se entiende; pero el duque de Osuna no había estado aquella noche de servicio, ni en El Escorial por aquel tiempo.
¡Qué tiene eso! Dice que si ya tienes novio. La doncella se estremeció de pies a cabeza, se encendió como una amapola, y bajó los ojos avergonzada. ¡No!... ¡no!... repitió entre dientes. Ya lo ve usted, tía. ¡Qué malos ratos le hacemos pasar a esta buena niña!... Oyóse el repicar de una campanilla. Tía Carmen llamaba. En esto encontró la doncella su salvación.
Precisamente exclamó Brenay con acento de aprobación. El teniente Cotorrac... ¿Es posible dijo la señora de Brenay confundida, que con semejante nombre se atreva a pensar en mi hija?... ¡Ah! gimió Petra, estoy avergonzada... Qué apellido para anunciar en un salón... La señora de Cotorrac... La desesperación de Petra era tan franca, que reprimí valerosamente toda hilaridad.
El ríe con ella y dice: No es una mujer lo que necesito ahora. ¿Entonces, qué? Una hermana. Pues bien, ya tienes una dice ella levantándose de un salto y acercándose a él. Después, avergonzada sin duda de su vivacidad, se deja caer ruborosa sobre el banco de césped. ¿De veras? dice con los ojos brillantes. Ella hace un leve mohín y dice vivamente: ¿Hay que hacer tanto esfuerzo acaso?
Quizá temería avergonzarla, quizá ella misma se sintiese avergonzada sin saber por qué. Venturita estaba tan risueña como siempre.
Rosa, aunque avergonzada algunas veces, cuando las caricias subían de punto, y mostrando también cierta vaga inquietud que ella misma no se explicaba, las acogía con agradecimiento, creyéndose simplemente la preferida de su tío, o la que más había simpatizado con él. No observaba la infeliz que no se las prodigaba tan frecuentes y vivas a la vista de los demás como al hallarse solos.
La Dorotea fijó una mirada dilatada, inocente, dolorosa, enamorada á un tiempo en Juan Montiño; extendió hacia él un magnífico y mórbido brazo, y estrechando una mano del joven, le dijo: Os suplico que me dejéis sola; yo os disculparé con don Francisco. ¡Qué! ¿tanto os enoja que yo continúe á vuestro lado? No, no me enoja; pero... me siento mal; estoy turbada, ¿no lo véis? estoy avergonzada.
Un fulgor de orgullo y de cólera pasó por sus ojos, y echó el busto adelante agresivamente, como si acabase de sufrir un insulto. ¡Quieto, Gallardo!... Si sigue usted así, no será mi amigo y lo pondré en la puerta. El torero pasó de la acción al desaliento, quedando en una actitud humilde y avergonzada. Así transcurrió un largo rato, hasta que doña Sol acabó por apiadarse de Gallardo.
Cambió de fisonomía, sus manos temblaron, y viendo á Herminia que, aterrada, se había detenido á tres pasos, se puso á gritar: ¡Mi hija! ¡Oh, Dios mío! ¿Me aborreces ya? Entonces ¿qué va á ser de mí? Grandes sollozos sacudieron nerviosamente á la solterona, que, avergonzada de su debilidad, se cubrió el rostro con las manos y cayó aniquilada en una butaca.
Palabra del Dia
Otros Mirando