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Actualizado: 7 de octubre de 2025


Luego que lo advirtieron, tomaron todas las avenidas, y no hallando otro recurso que el de salir huyendo por la puerta de la calle: se resolvieron á egecutarlo, pero acometidos de un furioso tropel de criollos, los iban matando así como iban saliendo, hasta dejarlos despedazados é inconocibles.

En el llano, transformado en inmenso cultivo, no se ve agua en parte alguna y, no obstante, ella es quien da á la tierra la frescura y fecundidad; la que puebla los jardines de flores, arbustos y follaje; la que multiplica las ramas dando así á las umbrosas avenidas el profundo misterio que nos encanta. Bajo otra forma, es también el agua la que nos rodea y nos hechiza.

El dormitorio estaba adornado con ocho grandes tapices de un tono verde de hoja seca, representando jardines, amplias avenidas de árboles otoñales, con una plazoleta terminal en la que triscaban venados o goteaban solitarias fuentes en triples tazones. Encima de las puertas colgaban viejos cuadros italianos de una suavidad acaramelada: niños de carnes ambarinas jugueteaban con rizados corderos.

Entonces, con el alma angustiada por un dolor nuevo, Juan vagó al azar por las avenidas. Para él, todo lo que emanaba de María Teresa era grave y razonado; de manera que, lo que acababa de decir, debía ser definitivo, estaba seguro.

El Sinonog desciende de las montañas de Cabigan; en este mismo punto nace el Dumalón. El Dumanquilas, en el puerto del mismo nombre. El de San Ramón, que pasa por la colonia de su nombre, y otra infinidad de ellos que por su poco curso y rápida pendiente se hacen muy temibles en sus avenidas, las que causan bastantes daños.

También los capataces y mecánicos de las obras acudían con sus mujeres, que habían sacado á luz los vestidos de fiesta, usados únicamente cuando iban á Bahía Blanca ó á Buenos Aires. Robledo paseaba por las cortas avenidas de este parque admirando irónicamente la absurda creación de Canterac. Moreno le iba mostrando con cierto orgullo todas las particularidades de la obra dirigida por él.

Una sonrisa crispó sus labios. ¡Perecer! , pero no solo. ¡Sucumbir! muy bien, pero no sin vengarse. Los jinetes empezaban á aparecer por las anchas avenidas del bosque. Los coches rodaban al trote de sus tiros, los más hermosos del mundo. La vida elegante renacía en su diario y monótono esplendor.

Es inútil apartar los ojos y paralizar la memoria; se les encuentra en todas partes, tienen ocupadas todas las avenidas de nuestra existencia, y nos salen al paso para recordar sus beneficios, obligándonos a una gratitud envilecedora. ¡Qué servidumbre!... La casa en que vivimos la construyeron los muertos; las religiones ellos las crearon; las leyes que obedecemos las dictaron los muertos, y obra suya son también nuestras pasiones y nuestros gustos, los alimentos que nos sostienen, todo lo que produce la tierra roturada por sus manos, que ahora son polvo.

Las piernas le temblaban levemente y se detuvo un instante para serenarse, llevando una mano á su pecho. Después de una revuelta, se le apareció la calle en toda su parte habitada, rectilínea y suavemente pendiente hasta desembocar en una de las avenidas de Monte-Carlo. No vió á nadie, y apresuró su marcha para deslizarse en Villa-Rosa antes de que asomase algún vecino.

Cuando en las tardes de los domingos salían los dos a las afueras, evitando el aproximarse a los Cuatro Caminos, o paseaban por las avenidas más solitarias del Retiro, el amante contemplábala con cierto orgullo, como si fuese obra suya, complaciéndose en sus perfecciones.

Palabra del Dia

mármor

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