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Actualizado: 14 de junio de 2025


Y con gran sorpresa, pues no estaba acostumbrado á ello, observó que la niña rehuía su encuentro. Por algunos instantes permaneció extático, sin saber qué pensar de tal conducta; pero antes de que recobrase su serenidad y se resolviese á seguirla y pedirle una explicación se oye gritar por todas partes: «¡La despedida, la despedidaUna nube de niños avanza hasta el pórtico de la iglesia.

Y los valles se sucedían unos a otros; el trineo subía, bajaba, volvía a la derecha, después a la izquierda, y los guerrilleros, con la bayoneta calada, seguían la marcha sin detenerse. De este modo caminaron todos hasta las tres de la madrugada, en que llegaron a la pradera de Brimbelles, sitio en el cual se ve hoy todavía una hermosa encina que avanza sobre el camino, al dar la vuelta al valle.

Y luego, aprovechando un día de sol despejado, se sigue atentamente la marcha de la sombra proyectada por la varilla. Esas sombras van disminuyendo de tamaño á partir de la mañana hasta el momento en que el Sol, al llegar al punto más alto de su carrera diurna, pasa por el meridiano; luego aumentan á medida que avanza la tarde, pasando en sentido inverso por las mismas alturas.

Como necesitaba seguir trabajando, me sentí atraído por la soledad bravía del Cap-Ferrat, península que avanza en el mar su lomo cubierto de pinos. Durante unos meses viví en el Gran Hotel del Cap Ferrat como en un convento abandonado. Muchos días fuí su único huésped, llevando una vida de familia con su director y sus escasos domésticos.

Un cerdo, de rato en rato, pasa gruñendo; calla, se detiene y hociquea en las aguas sucias un momento; gruñe de nuevo y avanza otra vez con un corto trotecillo nervioso... Desemboco en una anchurosa plaza formada por viviendas terreras y tapias de corrales, cerrada por la enorme masa rojiza de un convento. Me siento en una piedra y contemplo un instante el vetusto monasterio.

El palo que a me sostiene por los caminos no ha de alzarlo contra su padre. Diómelo como una cruz Nuestro Señor Jesucristo. Apártate, leproso. Antes vuélvame el palo con que voy por el mundo, que si no me lo vuelve yo lo tomaré. ¡Ay de ti si me tocan tus manos podridas! Con lento andar, de una humildad fuerte y solemne, avanza el Pobre de San Lázaro.

Cuando una columna de ataque se propone tomar un fuerte por asalto, avanza con paso ligero despreciando la metralla que barre hileras de hombres; si unos caen hechos pedazos, otros y otros llegan y pasan sobre los cadáveres y la sangre, y saltan fosos, y escalan empalizadas y reductos hasta clavar su bandera en lo más alto de la fortaleza enemiga.

Y cuando la noche ya avanza de estrellas al vago tremer, al fin de la oscura avenida un lánguido rayo se ve, fulgor diamantino que anuncia de fúnebre velo al través, que emerge de nube fantástica la Luna, la blanca Astarté. Y yo dije a mi alma: «Más que Diana ardiente, aquella misteriosa Luna rueda al través de un éter de suspiros; lágrimas de su faz una por una caen donde el gusano nunca muere.

Su montera puntiaguda se alzaba sobre las demás semejante á una nube que avanza cargada de rayos por el firmamento. Cruzaron el puente sobre el riachuelo de Villoria, entraron en el Campo de la Bolera, pero en vez de atravesar el pueblo saltaron las tapias de la pomarada de D. Félix y salieron por el extremo opuesto, en el camino ya de Lorío.

Nuestra querida patria, que á pesar de todo, ha guardado incólume hasta hoy su santa independencia, que vive vida propia, que trabaja y avanza y que toca ya las ventajas de un magnífico porvenir, ha probado al mundo con esta demostracion de pujante vitalidad propia, que se basta á misma y que merece ocupar un gran puesto en el congreso de los pueblos civilizados.

Palabra del Dia

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