Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 12 de mayo de 2025


Después avanzó un poco más y dijo: ¡Vaya una chica simpática, tiene cara de buena! Por último no pudo menos de pensar: Yo he visto esta fisonomía ya en otra parte. Y empezó a dar vertiginosas vueltas en la imaginación para averiguar dónde y cómo la había visto; pero por más que hizo no pudo averiguarlo.

Alvaro Peña, algo más atrevido, en razón quizá de su carácter militar y de su instrucción antirreligiosa, avanzó hasta la cáscara del apuntador, y dando a sus palabras una entonación excesivamente familiar, sonriendo sin gana como las bailarinas, dijo: Señores, tanto mis compañeros como yo desearíamos ¿eh?, que subiesen a este sitio algunas pejsonas de jespeto ¿eh?, que habrá en el público, a fin de que nos ayuden con su autoridad ¿eh?, y con su ilustración... a fin de que nos ayuden ¿eh?

Pasó Bou a otra sala; de allí a un hermoso gabinete, del gabinete a una recatada y obscura alcoba, y allí creyó distinguir a la que buscaba. La escasa claridad no permitía a Juan Bou ver los objetos. Avanzó, empezó a ver bien, y en efecto, allí estaba Isidora, sentada junto a una cama en la cual apoyaba su brazo derecho.

Había dejado a un lado el cigarrillo de azules espirales, y con una media voz que acentuaba las palabras, dándolas temblores apasionados, cantaba acompañándose de las melodías del piano. El torero avanzó los oídos para entender algo... Ni una palabra. Eran canciones extranjeras. «¡Mardita sea! ¿Por qué no un tango o una soleá?... Y aún querrían que un cristiano no se durmiese

Ni Federico ni nadie.... ¡Déjame en paz!... mira, aquí está el padre Ortega; levántate. #Más personajes.# Un clérigo alto, de rostro pálido y redondo, joven aún, con ojos azules y mirada vaga de miope, apareció en la puerta. Todos se levantaron. La marquesa de Alcudia avanzó rápidamente y fué a besarle la mano. Detrás de ella hicieron lo mismo sus hijas, Mariana y las demás señoras de la tertulia.

Puso el oído á la puertecita, permaneciendo en esta posición largo rato. Luego sacó la llave, la metió con suavidad en la cerradura y abrió lentamente procurando no hacer ruido. Avanzó después por una pequeña antesala, buscando á tientas en la pared otra puerta, hasta que dió con ella y se detuvo. Llamó quedo con los nudillos. Nadie contestó. Tornó á llamar más fuerte.

El hombre del bastón, que era al parecer quien había hablado, avanzó dos pasos por la sala y sin quitarse siquiera el sombrero, preguntó a don Mariano con tono áspero: ¿Es usted don Mariano Elorza? La mirada del anciano caballero centelleó de indignación. Ante todo, quítese usted el sombrero.

Gallardo avanzó hacia el toro lentamente, llevando la muleta apoyada en el vientre como una bandera y agitando en la otra mano la espada con un movimiento de péndulo que acompañaba su paso. Al volver un instante la cabeza, vio que le seguían el Nacional y otro de su cuadrilla con el capote al brazo para ayudarle. ¡Fuera too er mundo!

El instinto de conservación despertó con ímpetu. «Había que defenderse. Si el otro volvía a disparar iba a matarle; ¡era don Víctor, el gran cazador!». Mesía avanzó cinco pasos y apuntó. En aquel instante se sintió tan bravo como cualquiera. ¡Era la corazonada!

Visita reía a carcajadas adivinando, sin verlo, el rostro asustado de su marido. Avanzó lentamente llevando extendidas las manos y acercándose le tomó la cabeza y le besó repetidas veces. ¡Pero, hija mía, si no son más que las ocho! dijo él, que como hombre de vida metódica y escrupulosamente regularizada aún no volvía de su asombro . ¿Cómo estás ya peinada y vestida?

Palabra del Dia

commiserit

Otros Mirando