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Actualizado: 17 de octubre de 2025
No pudo proseguir, porque Muñoz, en voz baja, descompuesta por la rabia contenida, le interrumpió: ¡Óyeme! Ella será lo que quieras, pero tú has de empezar a decir vilezas sobre Adriana, ¿me oyes?... cuando te hayas hecho digno, como un perro... Quiso agregar algún insulto atroz, pero la misma sobreexcitación le impidió proferir otra palabra.
Mientras tanto, nadie se cuidaba de preparar a aquella pobre madre para el golpe atroz que la amagaba; y feliz ella con la carta de Juanito, disponíase, con la exagerada previsión del cariño que se complace en forjar necesidades que no existen, por el solo gusto de ponerles remedio, a preparar las habitaciones de aquel hijo querido que, no obstante su ingratitud y sus defectos, se le presentaba entonces como el modelo más acabado de amor de hijos.
Venía compuesta con galana sencillez, respirando aseo y coquetería; pero todo el aseo del mundo, toda la gracia y sencillez no podían disimular la fea catadura del descolorido traje, ni menos, ¡y esto era lo más atroz!, la desgraciadísima vejez y mucho uso de las botas, que no sólo estaban usadas y viejas, sino ¡rotas! Lo que Isidora padecía con esto no es decible.
Cándida, por el contrario, traía buenas noticias... «Novaliches sale con un ejército atroz, pero muy atroz... Verá usted cómo los desbarata en un decir Jesús... Cuentan que en algunos pueblos de Andalucía han rechazado a los rebeldes... Aquí hay mucha gente que quiere alarmar, y pinta las cosas con colores demasiado vivos. Yo he oído que no es tanto como se dice».
Cuando pienso que un viejo fanático y tres mujeres ridículas están hoy en el mundo sólo para mortificarte y asesinar lentamente á la más noble y amable criatura que ha nacido. Si á mí no me atormentan dijo Clara, cuya atroz inquietud se manifestaba en un llanto entrecortado, que acobardó por un momento al galán aventurero.
La emocion de las peripecias y el interes de la escena, en cuanto revela valor, habilidad y peligros, le arrebatan la conciencia de lo que aquello tiene de bárbaro y atroz. Sus defectos no son mas que la exageracion de sus cualidades. Uno de los rasgos mas curiosos de los toros es la energía del espíritu de partido que ellos despiertan.
Sentía un deseo terrible de entrar en el asunto y al mismo tiempo un miedo atroz de las complicaciones que iba á afrontar... ¡Ah! debo confesarlo; sin el ascendiente que tomó sobre mí Tragomer desde aquella noche, hubiera abandonado la empresa. Pero me impulsó, fuerza es decirlo. Y una vez el dedo meñique en el engranaje, tuvo ya que pasar todo el cuerpo.
Te digo que se la apedreo, mujer; tan cierto como que ahora es de noche y Dios nos ve. ¡Repelo!,¡no hay sino hacer irrisión de las gentes... de las infelices mujeres... de los pobres! ¿Pero tú has visto qué descaro, qué descaro tan atroz? En mi cara... en mi cara misma... ¡me valga san Dios!, ¡que esto no pasa entre los negros de allá de Guinea!
Al entrar en el comedor, exclamó, deteniéndose y separándose de mí: ¡Basta! ¡Basta! ¡Eres atroz! Ni de muchacha, hice yo esto.... ¡Suelta! ¡Suelta! Al sentarme a la mesa oí la voz de Andrés el cual conversaba con la enferma. Hablaba de mi y de mi separación. No tardó en venir a charlar conmigo. ¿Te vas, no? ¿Cosa decidida? me dijo ocupando su asiento. ¿Te vas? ¡Me alegro! ¡Me alegro! ¡Mejor!
Había, sin duda, deseado ardientemente esta solución justa y natural en interés de su hijo adoptivo, y sin embargo... En el dolor atroz y profundo que le retorció el corazón e hizo brotar las lágrimas en sus ojos comprendió la feroz sublevación que se apodera de las madres a quienes se arranca su hijo. El notario, sin responder, abrió la puerta de la derecha.
Palabra del Dia
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