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Actualizado: 17 de octubre de 2025


Por un instante sintiose a punto de perder el conocimiento, y a su turbación uníase, para hacerla más honda, el miedo de darla a conocer ridículamente. Se sentó; hizo firme propósito de serenarse. La endemoniada, balbuciente y atroz música de Augusto le rompía el cerebro.

Explicación: nunca prueba el vino, como no sea muy dulce, en una broma de rompe y rasga, y considerándolo la más atroz de las travesuras. Pero en la mesa, á pasto, como en otras provincias de España y como en los demás pueblos extranjeros....., ¡jamás! Verdad es que tampoco los granadinos, hasta hace muy poco tiempo, y salvas ligeras excepciones, habían visto el vino sobre su mesa.

«¡Pero qué pasmo tan atroz he cogido!... exclamó el artista al reponerse del acceso. Habla lo menos posible le aconsejó Isidora. Yo me entenderé con D. Francisco: verás cómo nos arreglamos. Este D. Francisco es más bueno de lo que parece: es un santo disfrazado de diablo, ¿verdadAl reirse mostró su dentadura incomparable una de las pocas gracias que le quedaban en su decadencia triste.

Pasó por fin la última roca, la Diablura, donde iba la gente de trueno, más atroz en sus obsequios y tenaz en proporcionar ganancias a los almacenes de cristales, y la calma se restableció en la plaza, comenzando a aclararse el gentío. En casa de Cuadros, las señoras, cansadas de permanecer tanto tiempo de pie en los balcones, iban en busca de los mullidos asientos de las salas.

Le abrazó con efusión y ya ruborizado, el buen señor, por el egoísmo con que aceptaba la renuncia de su querido hijo: Casi no la conoces, exclamó, y olvidarás fácilmente á esa joven ... ¡Bah! Ya buscaremos otra, aun más bonita y que no dependa de la atroz Clementina ... Si supieras.... No quiero saber nada; creo á usted bajo su palabra.

La inmensa pena que iba a causar anunciando la muerte del joven Malespina, gravitaba sobre mi alma con tan atroz pesadumbre, que si yo hubiera sido responsable de aquel desastre, no me habría sentido más angustiado. Llegué por fin, y entré en la casa.

La duquesa le hizo callar de un abanicazo, y la López Moreno, llena de satisfacción al verse objeto del interés de todos, continuó el relato de su susto, un susto atroz, una barbaridad de susto... El tren traía cuarenta y dos coches atestados de gente que iba a Biarritz, a San Juan de Luz, a Bayona, a cualquiera parte, con tal de pasar la frontera.

Nazaria le preguntó por los remedios que para tan atroz dolencia habían descubierto las facultades, y Gracián, con apariencias de no creer mucho en ellos, habló de varios, tales como friegas, infusiones teínas y revulsivos. El mejor antídoto contra el mal era, a su juicio, el valor y el desprecio del mal mismo.

Esto ocurría poco después del fallecimiento del Monarca y tres horas más tarde del altercado con Pipaón, por donde se ve, que en un mismo día reservaba la Divina Providencia al señor de Carnicero impresiones totalmente contrarias, haciéndole pasar de la ira más atroz a un contento febril y casi rabioso.

Tantos pensamientos nuevos y tan repentinos en un pobre cerebro entumecido y cansado, es un sufrimiento atroz. ¿Qué hacer? ¿Desperdiciar en un momento las pruebas de cordura y de resignación que he logrado dar?... ¿Exponerme, si me cogen, á pasar por un hipócrita y un embustero? ¡Tragomer, no puedo!... Abandóname á mi destino...

Palabra del Dia

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