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Actualizado: 4 de junio de 2025
Pero Zakunine no estaba unido indisolublemente a la Condesa, ni se podía creer que quisiera casarse con su joven compatriota; había que abandonar todas esas suposiciones. El arrepentimiento de aquel hombre era sincero, o por mejor decir creíble, porque tenía una causa: la necesidad de dinero. Fuera de esto, ninguna razón, por sutil que fuera, podía explicarla.
Pero se detuvo, algo avergonzado, no sabiendo cómo terminar su frase sin ironía, y agregó con voz diferente, de arrepentimiento: Deme, al menos, la pobre satisfacción de hacerme creer que le sirvo para algo. María Teresa calló, convencida de que cuanto dijera en adelante, sería para Juan motivo de tristeza. ¿Jaime le acompañará, sin duda? interrogó el joven.
»Con tantas lágrimas y con muestras de tanto arrepentimiento dijo esto el renegado, que todos de un mesmo parecer consentimos, y venimos en declararle la verdad del caso; y así, le dimos cuenta de todo, sin encubrirle nada. Mostrámosle la ventanilla por donde parecía la caña, y él marcó desde allí la casa, y quedó de tener especial y gran cuidado de informarse quién en ella vivía.
Me alegro de saberlo dijo Marner, cuya agitación aumentaba ; pero el arrepentimiento no puede modificar lo que ha durado diez y seis años. Viniendo a decir ahora «yo soy su padre», no destruís los sentimientos de nuestros corazones. A mí es a quien ha llamado padre desde que pudo pronunciar esta palabra.
Los sofismas hacían grandes esfuerzos por destruir la hermosa flor del arrepentimiento; pero cuantas más hojas le arrancaban, más lozanas las echaba ella. «¡Date, date, canallita! gritó el guardia , o te dejo seco». Pecado miró al guardia. No, no se entregaría. Antes morir que entregarse.
Con este error contaba Calvat. Como el lector habrá previsto, no afectó aquel villano el arrepentimiento de su delación, y no se excusó con Fabrice sino para procurarse de nuevo entrada en la casa y vigilar más de cerca a aquella que había resuelto perder.
El terror, el coraje, la pertinacia, el arrepentimiento y hasta la misma alegría, alternaban en aquellos rostros malditos.
Si hiciste mal en complacerte en ese supuesto amor, ya el arrepentimiento es tardío y estéril. Busquemos remedio a tu ligereza. ¿Ha ido Paco a buscar a Braulio? Ha ido. ¿Y el Conde? El Conde es menester que también le busque. El Conde puede y debe explicárselo todo, y negocio concluído. ¿Y qué es lo que el Conde tiene que explicarle?
La verdad es que el pobre señor ha dado un bajón tremendo y no debe de haber estado para morisquetas de algunos meses acá. ¡Si será cierto lo que dice!... ¡Caridad, lástima, arrepentimiento... necesidad de transigir, decoro, reconciliación...!». Otro inciso.
Vámonos dijo con un laconismo de enfado. La siguió el príncipe, cabizbajo, arrepentido de su violencia. A los pocos pasos, ella pareció conmoverse por este mutismo que representaba un arrepentimiento, y volvió á sonreir: Ya sé que en adelante no debo verte á solas... Olvidaba que eres un marino, acostumbrado á bajar en los puertos con premura, sin querer perder tiempo.
Palabra del Dia
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