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Actualizado: 4 de mayo de 2025


Me parece inútil hablar del arrepentimiento que infaliblemente se prepara á nuestras amigas, y de la responsabilidad terrible que las amenaza; usted lo comprende tan bien como yo.

Porque todo se arreglaba por dinero y sumisiones en Roma, residencia del poder absoluto para atar y desatar, para vender el perdón y la indulgencia divinas, y no eran el crimen o el vicio, expiables por el arrepentimiento, los que tenían que pagar el más alto rescate.

El auto de la Muerte de Abdonias, por ejemplo, y el de los Desposorios de Moisén, ofrecen una dramatización sencilla de asuntos bíblicos, y al contrario, en la farsa Sacramental llamada Desafío del hombre, encontramos personajes alegóricos, como Lucifer, el Orgullo, la Mentira, la Sencillez, el Angel de la guarda, la Iglesia, la Oración y el Arrepentimiento.

Los soldados y Capitanes, perdido una vez el miedo á su fama, y puesto en ejecucion caso tan feo como desamparar la persona del Príncipe, tambien la perdieron á sus ruegos y quejas, porque cuanto mayor es la infamia de un hecho, tanto más dificil es el arrepentimiento.

Se alejó con sus amigos después de un saludo indiferente a Fernando, y éste la vio caminar sin que volviese la cabeza, sin un indicio de vacilación y de arrepentimiento. Otra vez se sintió afligido por una falta suya que no sabía cuál fuese, pero que justificaba esta conducta inexplicable. «¿Qué le he hecho yo, Señor?... ¿Qué le he hecho?...»

7 pero los cielos que son ahora, y la tierra, son conservados por la misma Palabra, guardados para el fuego en el día del juicio, y de la perdición de los hombres impíos. 9 El Señor no tarda su promesa, como algunos la tienen por tardanza; pero es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno se pierda, sino que todos procedan al arrepentimiento.

El corcovadito quedaba victorioso, fingía arrepentimiento, se acercaba a la joven para acariciarla y darle un beso, y luego que se iba el señor Fernández volvía a los improperios y a las obscenidades. Reía, se mofaba de su hermana, e inventaba nuevas fechorías.

La palidez, la energía de las facciones del jesuita, sus ropas negras, su valor quizás contuvieron un instante al populacho. Aquella repentina quietud parecía la perplejidad del arrepentimiento. El jesuita dijo con voz sonora y conmovida: ¿qué queréis? Difícil era contestar a esta pregunta con palabras. Los sicarios no sabían bien lo que querían.

Nada, nada... pero habrá, habrá sangre.... ¿Y usted lo sabe? ¿Esa mujer ha divulgado mi deshonra?... Eso ha sido también una venganza, no es arrepentimiento; es venganza... pero esto importa poco. ¡Lo que importa es que el mundo sabe!... ¡Desgraciado Quintanar! ¡Mísero de !...

Fue solamente excluido de la secta, y se le compelió a devolver el dinero robado; sólo cuando confesara su falta, en señal de arrepentimiento, podría ser recibido de nuevo en el seno de la Iglesia. Marner escuchó en silencio.

Palabra del Dia

bagani

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