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Actualizado: 15 de julio de 2025
Aplíquese el cuento y conste que si la guerra civil cubana, cuya terminación fervorosamente deseamos, hubiese de terminar aplaudiendo nosotros muchos versos de por allí, un involuntario é indomable espíritu crítico nos forzaría á exclamar: que nos vuelvan al calabozo; que siga la guerra; signa canant, suenen las trompetas, como dijo Augusto á Fulvia cuando le amenazó con la guerra civil, si amorosamente no se le rendía.
Además, ¡cómo se sentía ella protegida al lado del héroe! ¡Qué impresión de orgullo y de seguridad cuando se abrazaba á él, percibiendo la fuerza almacenada en su vigoroso organismo!... Muchas veces, al marchar apoyada en su brazo, tocaba amorosamente el bíceps contraído. Era fuerte, pero no de un vigor extraordinario.
Después hablaron un rato de cosas de poca monta, y, por fin, ella, levantándose de pronto, le dijo mirándole amorosamente: Me voy a recoger el pelo. ¿Tardarás? Acuéstate. Enseguida voy. Luego de retirarse la dama, el hombre pasó del salón a su despacho, que era la habitación contigua, y oprimiendo un resorte oculto entre los cortinajes, dio luz a las lámparas eléctricas.
¿Cuál sería la sorpresa del encaramado Román al ver que de cada parche sacó Ovillitos una onza de oro y que luego las enterró al pie del árbol, después de haber permanecido gran espacio de tiempo contemplándolas amorosamente?
Las cornetas de los bersaglieri alegraban al capitán como el anuncio de una entrada triunfal. «Va á llegar, va á llegar de un momento á otro...» Miraba la doble montaña de la isla de Capri, negra por la distancia, cerrando el golfo como un promontorio, y la costa de Sorrento, rectilínea lo mismo que un muro. «Allí está ella...» Luego seguía amorosamente el curso de los vaporcitos que surcaban la inmensa copa azul, abriendo un triángulo de espumas.
Don Juan adelantó dos pasos, la cogió amorosamente por el talle y la besó en una mejilla con aparente inocencia, reanudando el dúo de la noche pasada con aquella misma naturalidad que emplearía Fray Luis de León al exclamar: «Decíamos ayer...» Cristeta, sin rehuir el beso, habló de este modo: ¡Vaya una temeridad! ¡No sabes qué cavilosa he pasado el día! ¿Por qué, vida?
Después de enfervorizarse con esta membranza sentimental y preciosa, Salvador discurría amorosamente sobre el porvenir de su protegida. El nada sabía de los misteriosos terrores que la niña le había inspirado la sola idea de que doña Rebeca la llevase de la mano camino adelante, ni mucho menos sospechaba las torturas que la pobre criatura padecía en poder de los de Rucanto.
Abrazóle Anselmo tierna y amorosamente, y agradecióle su ofrecimiento, como si alguna grande merced le hubiera hecho; y quedaron de acuerdo entre los dos que desde otro día siguiente se comenzase la obra; que él le daría lugar y tiempo como a sus solas pudiese hablar a Camila, y asimesmo le daría dineros y joyas que darla y que ofrecerla.
Tal es la farsa de Carnaval que se halla en su Cancionero, muy parecida por lo demás á los llamados después entremeses. Cuatro pastores celebran en un banquete el martes de Carnestolendas, y se despiden amorosamente de los placeres, á que han de renunciar por tanto tiempo.
D.ª Carmen le quitó suavemente el sombrero, lo puso en un sillón contiguo y se inclinó para besarla amorosamente en la frente. Hace cuatro días justos que no has venido a verme, pícara. Ayer no he podido, mamá. Pasé casi todo el día arreglando mis cuentas, haciendo números. ¡Oh, qué horribles números! ¿Y por qué los haces? ¿No está ahí tu marido?
Palabra del Dia
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