United States or Singapore ? Vote for the TOP Country of the Week !


Dijo en esto Sancho Panza a su amo: -Mire vuestra merced, señor caballero andante, que no se le olvide lo que de la ínsula me tiene prometido; que yo la sabré gobernar, por grande que sea.

Vicenta, la vieja criada del tío, fue quien abrió la reja que obstruía la escalera. Juanito era el único pariente del señor a quien toleraba la vieja sirvienta. Le saludó con una sonrisa de su boca obscura y desdentada, y como de costumbre, no preguntó por su mamá ni sus hermanas. Aborrecía a aquellos parientes del amo, sabiendo la poca estima en que éste los tenía.

Siga lo que iba contando: después sabremos lo que hace el señor Pascual dijo Lázaro, impaciente por las digresiones de la criada. Pues decía que el melitarito, ofreciéndome dinero, quería colarse aquí. ¿Y entró?... Espere usted y seguiré contando. No pasaba de la esquina, y el amo le alcanzó á ver algunas veces. Porque el amo, aunque parece que no ve nada, lo oserva todo. Y ella, ¿qué decía?

Mujer... ¿qué entiendes de eso? No me mortifiques dijo mi amo muy contrariado. ¿Pues no he de entender? Más que . , señor, lo repito. Gravina será muy caballero y muy valiente; pero lo que es ahora... buena la ha hecho. Ha hecho lo que debía. ¿Te parece bien que hubiéramos pasado por cobardes? Por cobardes no, pero por prudentes. Eso es. Lo digo y lo repito.

Y se imponían: don Fernando y doña Brianda por su prestancia, fray Anselmo por su austeridad, doña Inés por su belleza y Guy por su donaire. Naturalmente, en las sobremesas de la antecocina se explicó el caso de la manera más natural. Doña Inés era la prometida del amo; venía a casarse con él. Don Fernando y doña Brianda eran sus padres. Fray Anselmo bendeciría la boda.

¡Mardito seas y el roío der amo que te crió! ¡Así se güerva veneno la hierba que coman toos los de tu raza!... Garabato vino a avisarle que en el patio le esperaban unos amigos. Eran aficionados entusiastas: los partidarios que venían a visitarle en días de corrida.

Abriose con violencia la puerta de la sala, y los ojos de los circunstantes vueltos hacia ella vieron con asombro el rostro pálido de un criado que exclamó dirigiéndose a su amo: ¡Señor, señor! ¿Qué ocurre? preguntó don Mariano con el acento enérgico que emplean los caracteres bien templados cuando adivinan un peligro. ¡Los soldados están ahí!

La fuerza me arrolló, sentíme herido, pero seguí a la patria hasta el Calvario. En pró del bien no rehuyó el holocausto, ni desertó del culto al patriotismo. Yo amo tanto a mi patria pueblo infausto que la erijo en altar mi pecho mismo. ¡No soy vil...! Yo odio la careta fea con que oculta su crimen el malvado. Que me diseque el corazón y vea si lo tengo corrupto o inmaculado.

Ya ves como no era lo que temías, aprensiva.... Es muy posible, probable que la pobre chica no sospeche nada, que su atrevimiento no sea más que una amenaza al amo.... Ana se ruborizó.

«Roni me trata mal, escribía al Condestable; el Rey manda que no me mude mi pensión, y Roni no quiere: no entiendo; y si lo entendiendo, que si me faltare el pan, buscaré un amo á quien servir, y esta licencia no me la negará el Rey