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Actualizado: 17 de mayo de 2025


La saluda, y con la cabeza descubierta, bajo la lluvia, volviéndose sobre el caballo, a medida que se alejaba, la miró hasta perderla de vista, repitiendo lo que se había dicho la víspera: ¡Será la última vez! Ella, con las manos le decía adiós, y este ademán repetido muchas veces, traía sus manos tan cerca, tan cerca de su boca, que se habría podido creer...

Entonces Gloria, de repente, a la mitad de una frase, se levantaba enojada consigo misma y me decía bruscamente: Adiós; hasta mañana. Dame la mano siquiera para despedirte. Me la daba, y yo la retenía a la fuerza algunos minutos más. De pronto alzaba la cabeza en señal de susto, y decía en voz alterada: ¡Siento ruido! Yo, estremecido, soltaba la mano, y ella se alejaba riendo del engaño.

Murió agarrado á mis manos, jurando que me amaba y que se había matado por ... Una escena penosa, horrible... Y sin embargo, estoy segura de que se engañaba á mismo, de que no me amaba. Se mató por vanidad herida al ver que me alejaba de él, por testarudez, por gesto teatral, por influencia de sus lecturas... Era un tenor rumano. Esto fué en Rusia... Yo he sido artista un poco de tiempo...

Y mientras se alejaba iba diciendo: Y estos son los liberales que quieren hacemos felices.... Y ahora rabian porque no les dejan decir esas picardías en los periódicos.... Conversaciones de este género las había a diario en Vetusta; en el paseo, en las calles, en el Casino, hasta en la sacristía de la Catedral. De Pas sabía todo lo que se murmuraba.

Un horror instintivo la alejaba de la casa de Aldeacorba, horror con el cual se confundía la imagen de la señorita de Penáguilas, como las figuras que se nos presentan en una pesadilla; y al mismo tiempo sentía nacer en su alma admiración y simpatía considerables hacia aquella misma persona.... A veces creía con pueril inocencia que era la Virgen María en esencia y presencia.

Y mientras él se alejaba, en la esquina de la Catedral aparecía, el honrado y pacífico míster Robert, en busca de su tranvía, el de la luz roja; el día ha sido malo, el trabajo rudo y piensa con delicia en el hogar, donde va a encontrar el descanso del cuerpo y del espíritu. Pasa la luz verde, la azul, la anaranjada, pero la roja no se columbra todavía.

Los caballos reemprendieron de nuevo el camino que los alejaba de su chacra, y un rato después llegaban al lugar en que Barigüí había cumplido su hazaña. La bestia estaba allí siempre, inmóvil en medio del camino, mirando con solemne vaciedad de idea desde hacía un cuarto de hora, un punto fijo de la distancia. Detrás de él, las vacas dormitaban al sol ya caliente, rumiando.

Los hombres del buque se amontonaron en las bordas para seguir la marcha del bote que se alejaba. Tòni, al pie del puente, lo contempló también con ojos enigmáticos. Hermosa eres; pero ¡que la mar te trague antes de que vuelvas!...

Los había visto una tarde de lejos, á él y Alicia, en un coche de alquiler que se alejaba por el otro lado de la calle, hacia las alturas de La Turbie. Ella se preocupaba del herido, llevándolo maternalmente á que respirase el aire de las cumbres. ¡Y el príncipe como si no existiese!... En vano la escribía cartas, y su tormento aún resultaba mayor al no poder hablar con franqueza á sus allegados.

El maestro permaneció de pie contemplando la encogida y pequeña figura a medida que se alejaba vacilante por el camino, aguardó hasta que hubo pasado el pequeño camposanto y alcanzado la cima de la colina, en donde se volvió y se detuvo un instante como un átomo de sufrimiento perfilado entre las lejanas y apacibles estrellas que pueblan el infinito.

Palabra del Dia

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