United States or Kazakhstan ? Vote for the TOP Country of the Week !


La que Atenas del mundo Americano, etc. Antes que yo la ha llamado así un escritor célebre por su amor á la libertad y ardientes simpatias por las Repúblicas de Sud-América: el Abate de Prad. La tribuna de Agüero y de Dorrego. Al nombrar dos célebres oradores Argentinos no he querido en ningun modo establecer la supremacia suya sobre los demas.

Entraba en su despacho. Volvía entonces a sus máquinas y colecciones; a veces tenía que clavar, serrar o cepillar. ¿Cómo no hacer ruido? Sobre todo, el martillo atronaba la casa. Quintanar lo forró con bayeta negra, como un catafalco, y así clavaba, los martillazos apagados tenían una resonancia mate, fúnebre, de mal agüero, que llenaba de melancolía a don Víctor.

Y no es eso lo peor, sino que, en mi entender, dicho fragmento, aunque considerable, es lo único que hoy se conoce de la SUMA Y NARRACION DE LOS INCAS. El silencio de los bibliófilos y de los cronistas dominicanos, por una parte, y por otra el ningun resultado de mis gestiones en busca del MS., que tuvo y aprovechó fray Gregorio, y que seguramente legaria al convento donde murió, son indicios de mal agüero.

Propiamente hablando, no es mujer; es una fantasía, una especie de agüero ó hechizo que no seria nada, si no despertase en nuestra alma el sentimiento de lo maravilloso, como nada seria el encantamiento sin el encanto.

Ni él te ama tampoco. Pero ¿te amará nadie nunca ni amarás a nadie si sigues así? ¿Cómo ha de acudir a ti el amor si le oseas cual si fuese pájaro de mal agüero? Inesita casi se sintió vencida. Su hermana siguió haciendo tan sabias y profundas reflexiones, que la chica vino a alucinarse y a imaginar que el coqueteo, dentro de ciertos límites, era un deber, al que estaba faltando.

Gallardo acabó por tranquilizarse con estas palabras; el recuerdo de las antiguas privaciones le hizo ser tolerante con la pobre mujer. Bueno; que se quedase la tuerta, y que ocurriese lo que Dios quisiera. Y atravesando el patio casi de espaldas para no encontrarse con el ojo temible de aquella hembra de mal agüero, el matador fue a refugiarse en su despacho, inmediato al vestíbulo.

Hasta tu nombre me parece de buen agüero, y pienso, Paz de mi vida, que por se está batiendo media España. Pese a quien pese, serás mía. Adiós y recibe el cariño de tu amantísimo, Fue una escena suelta que acaso no tenga jamás historiador, un episodio de aquel espantoso drama de la guerra, olvidado ante la magnitud de otras proezas.

Doña Paca advirtió en él, juntamente con los síntomas de agravación, cierta alegría febril, lo que juzgó de malísimo agüero, pues si su amo se volvía niño o demente cuando tan malito estaba, señal era esto de la proximidad del fin. Toda la noche estuvo dando vueltas de un lado para otro, queriendo levantarse, y renegando de que le tuvieran prisionero en la cárcel de aquellas malditas sábanas.

Rivadavia, más conocedor de las necesidades del país, aconsejaba a los pueblos que se uniesen bajo una Constitución común, haciendo nacional el puerto de Buenos Aires. Agüero, su eco en el Congreso, decía a los porteños con su acento magistral y unitario: «Demos voluntariamente a los pueblos lo que más tarde nos reclamarán con las armas en la manoEl pronóstico falló por una palabra.

A lo que respondió Sancho, todo encendido en cólera: -Pues, señor doctor Pedro Recio de Mal Agüero, natural de Tirteafuera, lugar que está a la derecha mano como vamos de Caracuel a Almodóvar del Campo, graduado en Osuna, quíteseme luego delante, si no, voto al sol que tome un garrote y que a garrotazos, comenzando por él, no me ha de quedar médico en toda la ínsula, a lo menos de aquellos que yo entienda que son ignorantes; que a los médicos sabios, prudentes y discretos los pondré sobre mi cabeza y los honraré como a personas divinas.