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Actualizado: 21 de julio de 2025
Nuestros antiguos libros, ó circulaban en ediciones detestables, que arredraban á los tibios y no consentían que los leyesen, ó se habían hecho raros, cayendo los ejemplares que aún quedaban en poder de bibliófilos, que hacían de ellos misterioso tesoro, estimando á menudo con perversa crítica, cada libro, más por su rareza que por su valor literario.
También el marqués de Jerez tenía un volumen autógrafo de versos del autor, pudiendo ser estudiados con detenimiento sus méritos en la Biblioteca Rivadeneyra y en los dos libros que con el título de Poesías del doctor Juan de Salinas publicaron los bibliófilos andaluces en 1869.
La fama del loco duró mucho tiempo en Sevilla, y algunos que tuvieron la curiosidad escribieron varios de sus chistosos sermones, los cuales se conservan en un códice del siglo XVII, según se los escucharon y se imprimió por la Sociedad de Bibliófilos Andaluces.
De la certeza de este hecho atestigua un contemporáneo de él tan puntual y autorizado como D. Francisco Ariño, que lo relata en su obra Sucesos de Sevilla, cuyo manuscrito original existe en la Biblioteca Colombina y fué publicado hace años por los Bibliófilos Andaluces.
De todo lo dicho se infiere que debemos propender á que salgan en España las letras amenas del apartamiento en que viven, con respecto á la generalidad del público, y lo que es más de sentir, con respecto á lo que ahora llaman high life, en cuyos centros rara vez se ve un libro en castellano. Alguna culpa tienen de esto los bibliófilos.
Y no es eso lo peor, sino que, en mi entender, dicho fragmento, aunque considerable, es lo único que hoy se conoce de la SUMA Y NARRACION DE LOS INCAS. El silencio de los bibliófilos y de los cronistas dominicanos, por una parte, y por otra el ningun resultado de mis gestiones en busca del MS., que tuvo y aprovechó fray Gregorio, y que seguramente legaria al convento donde murió, son indicios de mal agüero.
Schack, han sido copiados del libro que se titula Colección de piezas dramáticas, entremeses, loas y jácaras, escritas por el licenciado Luis Quiñones de Benavente, y sacadas de varias publicaciones ó de manuscritos recientemente allegados por D. Cayetano Rosell, devotísimo del autor, como uno de los Libros de antaño, nuevamente dados á luz por varios aficionados: Madrid, librería de los Bibliófilos, 1872.
De él se tiraron sólo 25 ejemplares. Aviso a los bibliófilos del porvenir. La segunda época de la vida literaria de Pereda comienza en 1878, y abarca cinco largas novelas: EL buey suelto, Don Gonzalo González de la Gonzalera, De tal palo, tal astilla, El sabor de la tierruca y Pedro Sánchez.
Palabra del Dia
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