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Actualizado: 31 de mayo de 2025


Merchán, ni supongo que él ha hablado de ; pero ni yo le he olvidado ni él me ha olvidado tampoco. Para probarlo me acaba de hacer la fineza, que le agradezco, de remitirme desde Bogotá, donde reside, la obra reciente, de 250 páginas, titulada: Cuba. Justificación de su guerra de independencia.

Su marido está completamente trastornado, porque él es como yo y no puede renunciar a toda esperanza, aunque ya debiéramos haberla perdido hace tiempo, porque los signos son mortales. Ayer nos visitaron muchos parientes y amigos; yo les agradezco muchísimo el interés y solicitud que demuestran por nosotros, pero confieso que aumentan mis penas con su presencia.

Os lo agradezco en el alma, bravo soldado; pero esas tierras apartadas que por queríais visitar, no se miran holladas por los tercios españoles. ¿No es cierto?

Al aspirar la tufarada de incienso que Miguel le echó de improviso, una sonrisa placentera contrajo sus labios. ¡Oh! máscara, eres muy galante, muy galante... No es galantería; es pura verdad: todo el mundo te admira en Madrid... Vamos, acepto eso como broma de Carnaval; pero te la agradezco, porque es delicada.

Pero Bettina lo miraba, y de repente díjole a Pablo: Os agradezco mucho, señor, mas estoy fatigada... Detengámonos, os ruego... ¿Me perdonáis, no es verdad? Pablo le ofreció el brazo. No, gracias dijo ella. La puerta acababa de cerrarse. Juan no estaba ya allí. Bettina atravesó el salón corriendo, y Pablo se quedó solo, sin comprender lo que le pasaba.

«Señora: «Agradezco infinito al periódico que me procure el honor de escribir a usted sobre un asunto que tanto me interesa. »Soy soltero y estaría bastante resuelto a casarme, si tuviese la suerte de encontrar una mujer que me gustase a y no a la servicial persona que quiera mediar para probarme que tal joven me conviene muchísimo.

Te lo agradezco, Gracia; pero vuestros sofás de aquí, son muebles rellenos de estopas o crin: son de lo más duro e inconfortable que darse puede. Así son más frescos, hija mía dijo Rita, a cuyo lado se había sentado Eloísa en una estudiada postura.

¿Sois vos, Marta? dijo . ¡Cómo! ¿Todavía estáis en pie? Son cerca de las doce. ¿Queríais hablarme antes de acostaros? Os agradezco esa benévola atención, querida amiga.

En el momento de separarnos para retirarnos cada uno a nuestro cuarto, Roberto me tomó las dos manos y me llevó a un rincón. Te agradezco, Olga dijo, y sus labios temblaban, te agradezco tu exactitud y tu cariño. Ahora se acabó nuestra correspondencia... ¡Por amor de Dios, Roberto! balbucí. ¿Qué ha pasado?

Torquemada le miró sin contestar al saludo y pensaba así: «El pobre está más tísico que la Traviatta. ¡Lástima de muchacho! Tan buen pintor y tan mala cabeza... ¡Habría podido ganar tanto dinero!». Ya ve usted, D. Francisco, cómo estoy... con este catarrazo que no me quiere dejar. Siéntese.... ¡Cuanto le agradezco su bondad!

Palabra del Dia

vorsado

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