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Actualizado: 2 de junio de 2025


Amo la vida, porque temo la muerte. Amo el Arte, porque es la expresión más íntima y completa de la vida. Pongo el Arte sobre la Naturaleza, porque la Naturaleza, no sabiendo que de continuo se está muriendo, es una realidad inexpresiva y muerta. El árbol amarillo de otoño ignora que se muere; yo soy quien lo sabe, cuando en un cuadro perpetúo su agonía.

Se cuenta de algún pintor que se hizo bandido y asesino para estudiar bien como mueren violentamente los hombres; de cirujanos y naturalistas que, a fin de profundizar los misterios del vivir y del morir, cometieron crueles anatomías y disecciones en personas vivas; y aún del médico Vesalius que, aprovechándose de su valimiento y privanza con el Sultán Amurates, lograba que a menudo cortasen cabezas humanas delante de él para enterarse a fondo de la contracción de los músculos, de los rápidos estertores de la agonía y en cierto modo de cómo se desprende el principio vital del cuerpo que está animando.

¡Desdichada! murmuró él torvamente, volviendo a su abatimiento antiguo . ¡Das con el pie a la felicidad! es decir, a la felicidad no, pero al menos a su sombra, y sombra tan hermosa al fin.... Incorporose de pronto; sacudiéndose y retorciéndose como un león en la agonía. Dame una razón gritó . Si no, me mataré a tu vista.

Nunca había yo llegado a concebir tanto dolor y tanta resignación: nunca una agonía tan lenta; nunca un sufrimiento tan agudo, soportado, apurado, dominado con tanto valor: en Amparo no había esa expresión de disgusto, de rabia, de lucha impotente; expresión de ángel rebelde y condenado, que es una blasfemia muda; una blasfemia en imagen. Era la víctima resignada al sacrificio.

Su mujer, que le adoraba con locura y con una suprema bondad le había perdonado sus desvíos, sobrellevó el doble martirio de verle morir y de escuchar el nombre de la perdida articulado por él inconsolablemente en las alucinaciones que precedieron su agonía.

El lecho estaba como lo había dejado la agonía, y la almohada con la señal de lo que ya no volvería a cavilar y a soñar sobre su blandura. Los botes de medicinas, el penado, el almirez, las tazas, las vendas, todo había quedado revuelto y confundido sobre los muebles, haciendo pensar en la ansiedad de la lucha postrera.

Calla la naturaleza que, tambien del dia madre, enmudece en la agonía de la moribunda tarde. Y el religioso silencio del triste y supremo instante, deja inmóviles y mudas á las hojas de los árboles, que, embebecidas, esperan que la noche les ampare, ó vuelva á lucir el dia para volver á besarse.

Tuvo grandes y continuados accesos de sofocación y fatiga, hasta el punto de que creíamos a cada paso que entraba en la agonía, pero luego transcurrían algunos intervalos en que parecía calmada y consolada por la oración.

Se representó el ángel tutelar de su infancia, a la madre de su corazón muriendo sola, sin recibir el beso postrero de su hijo, tal vez llamándole con ansia en los momentos supremos de la agonía.

Lord Gray, Dios le ha dado a usted todo y usted malgasta y arroja las riquezas de su alma haciéndose infortunado sin deber serlo. Amigo me dijo apretándome la mano tan fuertemente que creí me la deshacía soy muy desgraciado. Tenga usted lástima de . Si eso es desgracia, ¿qué nombre daremos a la horrenda agonía de una criatura, a quien usted acaba de precipitar en la mayor deshonra y vergüenza?

Palabra del Dia

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