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Actualizado: 16 de junio de 2025
Se trata de un serio disgusto de familia, del cual, por desgracia, va Vd. a participar. Paz se acordó entonces repentinamente de que el hermano de su novio era cura. ¿Usted es el hermano de Pepe? le dijo con viveza. Efectivamente, señorita. Vengo a cumplir un deber muy penoso para el sacerdote y para el hombre. ¡Pronto, por favor, dígame Vd. lo que ocurre! ¿Le sucede a Pepe algo malo?
Trajiste el día que señalaste, mas serán como yo. Derribó del cielo a la tierra la hermosura de Israel, y no se acordó del estrado de sus pies en el día de su ira. 6 [Vau]: Y traspasó como [de] huerto su tabernáculo, destruyó su congregación. El SE
21 E hizo volver a su oficio al príncipe de los maestresalas; y dio el vaso en mano del Faraón. 22 Mas hizo colgar al príncipe de los panaderos, como le había declarado José. 23 Y el príncipe de los maestresalas no se acordó de José, sino que se olvidó de él. 2 y que del río subían siete vacas, hermosas a la vista, y muy gordas, que pacían en el prado.
El príncipe se acordó del famoso «banco de los suicidas» en los jardines del Casino. Una leyenda para periódicos. No existía. Cuando se mataban varios en un mismo banco, la administración lo hacía cambiar de sitio inmediatamente. También era una exageración folletinesca lo de la abundancia de suicidios: dos ó tres por año nada más.
En el fondo gris de la vida cotidiana se abrían a modo de abismos obscuros, llenos de misterio y de sombras movibles y mudas. Se acordó de la clase donde daba todos los días las lecciones, de la fisonomía de los alumnos, que no le inspiraban ya sino disgusto, de sus cuadernos azules, con manchas de tinta, sucios, llenos de faltas estúpidas, idiotas, que hacían aún más detestable la vida.
Lo que más conturbaba su espíritu en aquellos primeros días de soledad y calor era la necesidad de volver a poner el dinero en la arqueta. Milagros no le había dado todo. ¿De dónde sacar lo que faltaba? Al instante se acordó de Torres, y desde que tuvo ocasión de ello, hízole una indicación discreta. «
Se acordó de cierto asesino de los cuentos de Edgar Poe.... Su mirada fue insolente, provocativa. Saludó como diciendo con los ojos: «¡Toma! ahí tienes esa bofetada». Pero el saludo y la mirada de Mesía quisieron decir: «Vaya usted con Dios; no entiendo palabra de eso que usted me quiere decir».
Se acordó Maltrana repentinamente de que era el primer orador a bordo del Goethe, y consideró oportuno hacer intervenir su elocuencia. Nunca encontraría mejor escenario para colocar un discurso. Y el primero en conmoverse con lo patético de sus palabras y el temblor de su voz, fue él mismo.
Dió una manotada al vaso que tenía delante y salió del comedor, ciega, fué a su cuarto, se envolvió en un mantón y se plantó en la calle. En aquel momento, se acordó de su madre. ¡Su madre! ¿la había tenido ella acaso?
Clara, llena de horror y de ansiosa curiosidad á la vez, oía á su madre y pugnaba por comprender todo él arcano tremendo. Al sonar las últimas palabras, que iban dirigidas á ella, se cubrió Clara el rostro con ambas manos. Bien puedes estar satisfecha continuó Doña Blanca. Te tenía olvidada; pero al cabo se acordó de tí é hizo un gran sacrificio.
Palabra del Dia
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