United States or Guatemala ? Vote for the TOP Country of the Week !


Se puso éste en acecho; y un día en que los dos hermanos platicaban alegremente, Soledad de la parte de dentro del mostrador, Miguel de la parte de fuera, comiéndose una magra de jamón que la munificencia de aquélla le había suministrado, bien ajenos de que pudieran ser sorprendidos, pues Velázquez se había ido á Puerta de Tierra, presentóse éste de improviso.

Según los decretos de los sabios y magos que lo ligaron a la vigilante custodia de tanta riqueza por las fórmulas y figuras nigrománticas de las ciencias ocultas, preveía que estando en continuo acecho pudiera ofrecerse ocasión oportuna y valedera para volver a poseer la inestimable joya del collar.

Llevado a Constantinopla, y puesto al remo de una galera que cargaba materiales para el Palacio del Sultán, fue uno de los que mataron a los guardas a pedradas, huyendo a Sicilia con el bajel. El hábito del acecho continuo y de los ataques súbitos como picotazos, había dejado un gesto de resolución instantánea en sus ojos enérgicos.

Pero Clementina no quiso explicaciones: se juzgó vendida y sólo pensó en preparar secretamente su desquite. Por de pronto, quiso ser informada jurídicamente y abriendo la puerta, llamó á Bobart, que, desde la aparición de Roussel en la casa, estaba en acecho.

Pues ahora al tío roío le da por celarse de su sombra... Ya ves añadió con leve inflexión de vanidad, ¡á mis años y después de haber parido siete veces!... No puedo salir á la calle sin que se ponga en acecho; no puedo peinarme ni vestirme un poquito decente... Á fuerza de trabajos había logrado comprar unos zapatos de charol y hacerme un vestidito de merino fino.

MarroquínMiguel, que estaba en acecho, vio que Marroquín se volvía y el cura le hablaba al oído; el profesor heterodoxo levantó la cabeza con sorpresa y se apresuró a decir en voz bastante alta y nada pacífica: «Cuando usted quiera.» D. Juan volvió a hablarle al oído, y tornaron a separarse.

La joven reconoció a Estupiñá, que había sido vecino suyo cuando ella vivía en la Cava, donde tuvieron principio sus interminables desgracias. Plácido se embozó en su capa tomando hacia la calle del Vicario Viejo. Siguiole Fortunata con la vista hasta verle desaparecer, y poco después volvió a su acecho. ¿Quién salía? Un caballero con botines blancos que parecía extranjero.

Doña Rosalía lo adivinó también, cuando, poniéndose en acecho, le vió pasar á la casa inmediata por una puerta condenada que daba al desván antiguo. Se calló y esperó. Comprendió la taimada que allí había aventura amorosa, y en esto supo hallar un medio feliz para su venganza.

Hexe-Baizel se había vuelto rápidamente, como una comadreja sorprendida en acecho, sacudiendo la cabellera roja y lanzando chispas por los ojos; pero se tranquilizó en seguida y exclamó secamente, como si se hablara a misma: ¡Hullin... el almadreñero! ¿Qué se le habrá perdido por aquí? Vengo a ver a mi amigo Marcos, señora Hexe-Baizel respondió Juan Claudio ; tenemos que hablar de negocios.

Después de estos momentos de exaltación, el doctor caía desmayado en el muro de la torre, murmurando: ¡Pan!... ¡Oh! ¡Nada más que un pedazo de pan! Los hijos de Materne, agazapados en la maleza, con la carabina al hombro, parecían esperar el paso de una caza que no llegaba. La idea de un acecho sin fin sostenía sus expirantes fuerzas.