Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 1 de junio de 2025
Allá en un rincón el médico de cabecera escribía una receta. Al divisar a su hija, la duquesa volvió los ojos hacia ella con expresión de ansiedad y extendió una mano para llamarla. Acércate, hija mía dijo con voz bastante clara.
«¡Fuego, brillante fuego! gritó el infeliz , tú, que eres tan poderoso y tan resplandeciente, duélete de mi situación; reprime tu ardor, apaga tus llamas, no me quemes.» Acércate y verás lo que es bueno.» Y en efecto, no se contentó con dorarle, sino que le abrasó hasta ponerle como un carbón. Al oír esto, los ojos de Paca se llenaron de lágrimas.
Inclinándonos sobre la fuente y viendo en ella reflejada nuestra cara fatigada y con frecuencia nada buena sobre su límpida superficie, no hay nadie que no repita instintivamente, hasta sin haberlo aprendido, el antiguo canto que los güebros enseñaban á sus hijos: Acércate á la flor, pero no la deshojes, Mírala y dí en voz baja: ¡Oh, quién fuera tan bueno!
¡Pobre gente!... Les quiero yo mucho a todos. Aquí tienes a Marta, que quiere despedirse. Acércate, Marta... ¿Te vas conformando ya?... ¡Qué remedio tengo, María! repuso la niña pugnando por reprimir los sollozos.
Cuando quedamos solos tía Carmen me dijo: Ven, acércate. Y mirándome tristemente agregó: No seas causa de que una mujer llore un desengaño; no, Rodolfo, ¡no hagas eso! No puedes imaginar qué de males ocasiona un hombre cuando miente amor. Mira, lo sé por experiencia. Cásate con quien quieras.... Tía: yo no lo haré nunca movido por el interés y la codicia.... Muy bien. Apruebo ese modo de pensar.
Al pronunciar las últimas palabras estalló la pobre mujer en sollozos y ocultó el rostro entre las manos. El de Demetria se cubrió también de palidez y miró de frente á la dama con ojos donde no se leía el amor filial. Acércate, niña, acércate profirió D.ª Beatriz dulcificando su voz.
¡Qué hermoso es para mí mirar el humo que parece brotar de las chimeneas, como una voz que viene á decirme: acércate, entra aquí: aquí hay una casa, un calor, una lumbre: aquí hay dos amores que se han unido y procreado; que comen, que duermen, que viven y que mueren juntos: aquí está el misterio de la vida; aquí está el misterio de aquella mujer por quien tú has llorado, cuya memoria evocas y veneras: la mujer á quien debes el bien divino de tener una madre!
Acércate dijo el Rey alargando su mano. El general dejó el candelero de barro sobre la mesa, y acercándose al lecho puso una rodilla en tierra. Seguía conmovido. El Rey recibió, con júbilo que no podría definirse, aquel primer homenaje tributado a su reciente majestad por el más ilustre y más poderoso de sus vasallos.
Luego, cada cuatro días, llegaba impresa en hoja suelta, con renglones cortos, alguna de las cartas que «el ciudadano Roque Barcia dirigía a sus amigos», con frecuentes exclamaciones de «óyeme bien, pueblo», «acércate, pobre, y compartiré tu frío y tu hambre», que enternecían a los viñadores, haciéndoles tener gran confianza en un señor que les trataba con esta fraternal simpleza.
21 E Isaac dijo a Jacob: Acércate ahora, y te palparé, hijo mío, si eres mi hijo Esaú o no. 23 Y no le conoció, porque sus manos eran vellosas como las manos de Esaú; y le bendijo. 24 Y dijo: ¿Eres tú mi hijo Esaú? 26 Y le dijo Isaac su padre: Acércate ahora, y bésame, hijo mío.
Palabra del Dia
Otros Mirando