Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 25 de julio de 2025


En ese momento, el sirviente anunció la visita de una señora, y como nuestra amiga se levantara a recibirla, pude ver el libro sospechado; leí el título... ¡Ah! señor, ¿sabéis lo que leía esta honesta mujer, lo que leía así, a escondidas y con el rubor en la frente?... era El Abate Constantín. »¡Ahí está la virtud!

27 de enero de 1821. He recibido carta de Alfonso: me escribe desde Roma y me dice que es completamente dichoso. El ser éste un lenguaje al que no me tenía acostumbrada por su parte, me hace creer que ello es verdad. Me manda al propio tiempo una cantidad para su pobre amigo el abate Dumont, cura de Bussieres, a quien ha querido él siempre mucho, y que está continuamente enfermo y pobre.

Al llegar á la calle miró á todos los lados como buscando á alguno, y al poco rato salió del portal de una casa inmediata el joven militar que hemos conocido desde el principio de esta historia. ¿Qué hay? preguntó á Carrascosa con mucho interés. -Nada, no quieren. Esas viejas son unos demonios contestó riendo de muy buena gana el abate. Me parece que por ese camino no conseguiremos nada.

Entretanto, muy conmovido, muy turbado, el abate Constantín introducía en el presbiterio a la nueva castellana de Longueval. En verdad, no era un palacio el presbiterio de Longueval.

Ella, por su parte, hizo una excepción en favor de este joven argentino, abdicando su título desde la primera conversación. «Me llamo Berta», dijo dengosamente, como una duquesa de Versalles á un lindo abate sentado á sus pies. El marido también protestó al oir que Desnoyers le llamaba «consejero» como sus compatriotas: «Mis amigos me llaman capitán.

Salió, pues, ya entrada la noche, dejando á Pascuala el encargo de no apartarse de Clara; y recordando que su tío había hablado de no volver á casa de las Porreñas hasta después de tres días, pensó dirigirse á La Fontana ó á casa del abate. Fué á La Fontana: entró en el cuarto interior, donde se reunían confidencialmente los principales políticos del club, y no lo encontró.

Había gozado con delicia el pequeño incidente que puso la modestia de Juan a tan ruda como grata prueba. ¡El abate quería tanto a su ahijado! El más tierno de los padres no amó nunca tanto al más querido de sus hijos. Cuando el anciano cura miraba al joven oficial, muchas veces se decía: El Cielo me ha colmado de bendiciones: soy sacerdote y tengo un hijo.

Vea, Fernando dijo Maltrana , cómo se mueve el abate francés, el conferencista de las barbas, entre las señoras, cuya admiración desea conservar. Para él no hay divisiones, y salta de un grupo a otro. Los «pingüinos» lo consideran suyo porque se lo han recomendado las grandes damas de la colonia de París.

Mucho me gusta esta actriz, le dixo á Martin, porque se da ayre á Cunegunda; mucho gusto tendria en hacerle una visita. El abate, se brindó á llevarle á su casa. Candido criado en Alemania preguntó qué ceremonias eran las que se estilaban en Francia para tratar con las reynas de Inglaterra.

Ultimamente, ha aparecido una importante obra del Abate Favre en la que hay muchas palabras Tagalas y Visayas impresas con sus caracteres própios, sirviéndose el autor de los alfabetos de San Agustin y Mentrida, segun parece. Respecto al Visaya, hemos podido reunir dos alfabetos.

Palabra del Dia

malignas

Otros Mirando