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Actualizado: 2 de junio de 2025


El cacique Patozi y los suyos abandonan al P. Caballero en su Misión á los Quiriquicas II 20 El P. Lucas Caballero se pone en camino hacia las tierras de los Puyzocas II 78 El P. Lucas Caballero amenazado por un mercader europeo; intenta éste malquistar á los indios con el Padre I 239

»Hay en Madrid dos teatros, denominados corrales, que jamás se ven libres de mercaderes y artesanos, quienes abandonan sus ocupaciones y concurren á ellos con capa, espada y daga, llamándose todos caballeros, hasta los que hacen zapatos.

Un collar, dos brazaletes de perlas, es la armonía de una mujer, el verdadero adorno femenino, que en vez de divertir, conmueve, enternece á la ternura. Ello dice: «¡Amemos! ¡SilencioLa perla parece enamorada de la mujer y ésta de aquélla. Las citadas damas del Norte, cuando se las han puesto una vez ya no las abandonan, llevándolas día y noche escondidas bajo sus ropas.

Bertrán, criado de Lisardo, se encarga del papel del médico, que sabe desempeñar á las mil maravillas; prescríbele la medicina consabida, y los dos amantes se aprovechan de ella para estrechar más sus relaciones; una vieja dueña, que debe cuidar de Belisa, y que al principio cumple su obligación rigurosamente, da después fácil oído á la conversación de Roselo, amigo de Lisardo, y éste y su amada, mientras tanto, se abandonan á su pasión sin estorbos.

Tucán ó carpintero: tiene el pico muy agudo y resistente y de él se vale para abrir el nido en el tronco de los árboles, y por el ruido que produce semejante al martillo ha recibido el nombre de carpintero. El barbudo, sabucot y otros, parecidos á los cuclillos, que nunca abandonan los bosques. Las gallináceas son abundantísimas y están representadas por inmenso número de variedades.

Parecía yo al Abraham bíblico cuando vuelve la vista para contemplar a Agar y su hijo, abandonados en el desierto, menos peligroso ciertamente que esta multitud inmensa, donde las madres, obligadas por la sociedad, abandonan a sus hijos. Todo el día de hoy lo he pasado en compañía de Mme. de Vaux, mi buena hermana, y mezclado mis lágrimas a las suyas, pues también es muy desgraciada.

Los administradores y los curas, no ocupándose mas que de sus intereses particulares, abandonan todos sus derechos de autoridad á estos orgullosos caciques, que no tienen el menor escrúpulo en abusar de ella á su antojo; y como hoy en dia ni la religion, ni las costumbres severas de los Jesuitas ponen freno á sus desarreglos, beben continuamente la chicha de maiz hasta embriagarse, administrando entónces la justicia segun sus caprichos.

En sus enfermedades no se mueven á compasión, antes los abandonan con increíble ingratitud y los dejan en manos de la hambre y enfermedad; cosa que ni aun con las bestias usan; y fuera muchas veces entre ellos mejor ser perro que hombre, porque de ellos se compadecen y quitan la comida de la boca para sustentar una tropa de galgos.

Nos ha mirado tristemente y ha dicho: ¡Qué trabajo cuesta morir y qué duro es separarnos! A medida que le abandonan las fuerzas está más propenso al estremecimiento. Estábamos cada uno a un lado de la cama. De pronto me incliné hacia este querido amigo y cogiendo la mano de Elena, le dije: ¿Quiere usted dármela, padre mío, si ella consiente después? El moribundo respondió: Es todo mi deseo.

Buenas noches, pequeño mío. Todos te abandonan, todos te olvidan. La vida es así.... Pero no temas; tu abuela no te dejará nunca. Aquí me tendrás todas las noches.... ¡todas las noches! La noticia empezó á circular después de mediodía, vaga é indecisa. «¡La paz! ¡Acaba de ajustarse la pazPero tantas veces se había dicho esto mismo, sin verlo realizado luego, que la vieja no creyó la noticia.

Palabra del Dia

vorsado

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