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Actualizado: 2 de mayo de 2025
El honor militar tal como había venido entendiéndose á través de los siglos lo desconocían también sus generales. Estos especialistas del incendio de poblaciones, estos técnicos del fusilamiento de campesinos, estos artífices del terror, al ver próximo el desastre, se marchaban tranquilamente á sus castillos, como oficinistas que abandonan el trabajo.
Mientras los dos amantes, cuya pasión se ha aumentado desde su primera entrevista, se abandonan de nuevo á tiernas caricias, acude una muchedumbre de furiosos, que amenaza derribar la casa. Calixto, que les sale al encuentro, perece en seguida á sus manos.
Fíjese con qué autoridad insolente y ruidosa van avanzando esos navíos de cuero y cartón. Allí donde se detienen se incrustan, y la pesada voluntad que los habita tiene que hacer un esfuerzo para cambiarlos de lugar. Marchan sin gracia y con lentitud, pero lo que ellos cubren es suyo y no lo abandonan. Nuestros pies son más graciosos, tienen algo del salto del pájaro, pero dejan poca huella.
Las fuerzas se disipan, se pierden, porque no hay direccion: los ingenios marchan á la aventura, sin pensar adónde van: los que profesan con fruto una carrera la abandonan á la vista de otra que brinda con mas ventajas: y la revolucion trastornando todos los papeles, haciendo del abogado un diplomático, del militar un político, del comerciante un hombre de gobierno, del juez un economista, de nada todo, aumenta el vértigo de las ideas, y opone gravísimos obstáculos á todos los progresos.
En despecho de nuestras reclamaciones en favor de los principios de gusto y de moral, el poeta se apodera de nosotros, por decirlo asi, con la mano de un genio sombrio, y forzandonos a descender en los secretos pensamientos de nuestro corazon, nos descubre alli, admirandonos de espanto, el germen de las negras ideas a que se abandonan todos sus heroes.
Y quiso rezar como mil veces había oído a su pobre vieja. «Padre nuestro que estás...» Rezaba mentalmente, pero sin darse cuenta de ello, su lengua se movió y dijo con una voz tan ronca que le pareció de otro: ¡Cochinos! ¡ladrones! ¡Me abandonan! Se hundía otra vez: desapareció pugnando en vano por sostenerse.
Los más de los segadores pertenecían á la clase de emigrantes que los propietarios argentinos llaman «golondrinas»; pájaros humanos que cada año, cuando las primeras nieves cubren el suelo de su país, abandonan las costas de Europa, levantando el vuelo hacia el clima más cálido del hemisferio meridional.
Abandonan el despacho. Gertrudis quiere salir en seguida del molino. Guarda primero la llave dice él. Bajan juntos los escalones que conducen a las máquinas; y, cuando han colgado la llave, se precipitan fuera, como si las Furias los persiguiesen. Desde entonces ya no hay en sus relaciones la inocente alegría de otros tiempos. Se han convertido en cómplices.
Estaban los toldos armados y muchos indios muertos; pues estos bárbaros á donde los llegan á avanzar, y matar alguno ó algunos, ya no viven mas allí, ni llevan los toldos, porque todo lo abandonan. Y pasando dicha toldería como cuatro leguas, llegamos á campar á la orilla del propio rio, habiendo caminado cosa de 12 leguas. Dia 15.
8 Los que guardan las vanidades ilusorias, Su misericordia abandonan. 9 Mas yo [alabándote] con voz de confesión te sacrificaré; Pagaré lo que prometí. Al SE
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