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Actualizado: 2 de junio de 2025


Lo primero de que me apoderé para decir adiós a aquel hogar semejante a un nido abandonado, fue de mi buen libro; nada más deseaba llevar. Quise, sin embargo, recorrer toda la casa antes de partir. Se aspiraba en todos los cuartos ese ambiente de tristeza que tienen los sitios que se abandonan.

Entra el famoso D. Alfonso el Batallador con grande ejército en Andalucía, pónese á vista de Córdoba, causando tanto terror en los mahometanos, que abandonan sus haciendas y se encierran en sus fortalezas; y entonces los cristianos cautivos, como súbitamente libertados de un lánguido y peligroso desmayo, armados de sobrenatural energía, corren en tropel en busca del rey D. Alfonso, y con súplicas y lágrimas le piden se les lleve á su reino, pues mas quieren perder sus casas y bienes que la religion de sus mayores.

El aspecto de esta fiesta es interesantísimo en la última noche, después de la cena, hora en que se ultiman las ceremonias del enlace. Concluida la fiesta, el emisario primitivo conduce la doncella á la casa del señor entre la algazara y chanzonetas de los convidados, que satisfechos y llenos de gozo abandonan también la casa paterna para ir á sus hogares.

Son muy sucios y el pelo se lo dejan crecer sin cortarlo jamás, así es que cuando las mujeres, efecto de la edad, se abandonan en lo que al cuido personal respecta, parecen verdaderas furias. Las prendas de su uso consisten en un jabul corto que no les llega á las rodillas las mujeres, y taparrabos los hombres.

Claro es que en estas comedias no tiene entrada esa idealización poética tan preferida por Calderón, porque si éste se detenía con agrado en las inclinaciones más nobles de su país, Rojas, al contrario, se aplicaba al estudio de lo ridículo é insensato; pero á pesar de la desnudez, con que se presentan y flagelan los absurdos de la vida humana; á pesar de los extravíos de su fantasía, no les falta, por lo común, el colorido poético necesario, y no se le puede censurar que haya sido de los primeros en manejar esa clase de comedias posteriores, y tan sobrias en poesía, que casi la abandonan por completo.

Hasta las coristas parecían otras al descender a tierra. Contestaban a los saludos de Maltrana con una discreción de grandes señoras que abandonan su incógnito. Ya estaban en América. La fortuna, indudablemente, les reservaba gratas sorpresas. Había que hacerse valer, olvidando las promiscuidades del buque.

Don Tello es uno de los invitados á estas bodas, en las cuales se halla también Leonor; pero mientras todos se abandonan al júbilo y á la alegría, y Don Rodrigo manifiesta su gratitud á su noble huésped, por el honor que le dispensa, entran en la casa armados los servidores de Don Tello y roban á la novia.

¡Cuántos poemas de ternura y de amor tienen por teatro diariamente los calabozos! ¡He visto madres que no sólo abandonan las comodidades que un hijo honorable puede proporcionarles, sino que hasta cubren de vergüenza su nombre por disimular las bajezas de uno de estos canallas que ha rodado al abismo y que les paga sus sacrificios imponiéndoles cada día otros mayores!

Las escenas siguientes representan esta fiesta, descritas con la más viva y brillante poesía. Los asistentes á ella se abandonan sin reserva á sus danzas y cantos, sin aprensión ni temor alguno, cuando de repente se presenta armado Don Pedro y roba á la bella Angélica. El fugitivo Don Luis llega también al mismo paraje, después de consumado el rapto.

La orfandad de autoridades propias, el odio y desprecio de que son objeto por parte de los naturales, y los gravámenes y recargos que sobre ellos pesan, la vengan con una perfecta indiferencia envuelta en una permanente é indefinida sonrisa que no abandonan hasta que al dejar el Corregidor en demanda de sus hogares, lanzan sobre las cruces de nuestras torres y los colores de nuestra enseña, la tan vulgar y repetida frase de no más Santa María castila y señolía.

Palabra del Dia

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