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Actualizado: 9 de junio de 2025
Déjame hablar, hijo mío. ¿Crees que pienso recomendarte consuelo y distracciones? Eso es muy convencional y poco digno de nuestra profunda pena. No; no esperes tal cosa. Yo también, como tú, pienso que habiendo abandonado Magdalena la tierra, no nos queda otro recurso que ir a buscarla en el Cielo.
En la callejuela sombría esperaba la carretela. El cochero, fiel á su promesa, no la había abandonado, pero se había hecho llevar una botella de vino y bebía á la salud de los novios. Las once acababan de dar en el campanario del pueblo. El momento de la partida se aproximaba.
Y durante esas horas, sentado junto a la soledad de su triste fuego, apoyaba los codos en las rodillas, se apretaba la cabeza entre las manos, y gemía aún más despacio, como si tratara de no ser oído. Sin embargo, no estaba tan completamente abandonado en su desgracia.
No recordaba que Dunsey y él hubieran hablado nunca del tejedor desde hacía doce años, época de su infancia, en que se divertían burlándose de él. Además, su imaginación encontraba siempre una coartada para Dunstan; se lo imaginaba siempre en algún escondrijo en armonía con los gustos que le conocía, y hacia el cual debía haberse dirigido después de haber abandonado a Relámpago.
Te das con noble entusiasmo. Creo que, de conocernos en la primera juventud, no me habrías abandonado para ser rico casándote con otra... Me resistí á ser tuya porque te amaba y no quería hacerte daño... Después, el mandato de mis superiores y mi pasión me hicieron olvidar estos escrúpulos... Me entregué; fuí la «mujer fatal» de siempre: te traje desgracia... ¡Ulises! ¡amor mío!... Olvidemos: de nada sirve recordar el pasado.
Pero, de pronto, se le ocurre una idea que le pesa sobre el corazón y le zumba en los oídos, una idea semejante a un vampiro frío y viscoso que bate las alas a su alrededor; en ese brazo, en ese, Gertrudis se ha abandonado... ¡ese mismo día! Y se pone en pie violentamente. ¡Tiene que salir de aquella sala, tiene que dejar de respirar aquella atmósfera, o va a volverse loco!
Después... no pude, no me atreví a correr el riesgo de perderte antes... ¡antes de que llegase el momento en que por fuerza había de perderte! Adorada mía, ¿sabes que por ti pensé dejar al Rey abandonado a su suerte? ¡Lo sé, lo sé! Y ahora...¿qué vamos a hacer ahora, Rodolfo? La atraje hacia mí, y abrazándola la dije: Voy a partir esta noche! ¡Ah, no, no! exclamó. ¡No esta noche!
Sus principales esfuerzos se dirigian á las trincheras que mandaban D. Francisco Barreda, D. Juan de Monasterio y D. Juan de Cáceres, porque reconocieron desde el dia antecedente, que ya estaba abandonado el Castillo de Santiago, cuyo fuego las ponia á cubierto, é impedia á los rebeldes acercarse demasiado á ellas; como lo egecutaron avanzando repetidas veces con obstinacion, sin embargo de haber sido siempre rechazados.
Don Marcos, que, abandonado por su discípulo, seguía á la princesa, recibió iguales recomendaciones. Debía evitar que la pobre señora perpetrase este sacrilegio mediterráneo. ¡Pero qué podía el infeliz coronel con aquella demente que pasaba semanas enteras sin hablarle, como si no le reconociese!...
»Pero la conducta de su padre es hasta cierto punto extraña: sólo ha atendido á la subsistencia de su hijo mientras ha sido estudiante; pero después le ha abandonado á si mismo y á nuestra pobreza.
Palabra del Dia
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