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Y hubiera podido pasarse un balance de pro y de contra, de cargo y de data, de debe y de haber, para saber cuál era su saldo, si no hubiera él comprendido la triste tarea que se impusiera y decretado que ella reclamaba su propio sacrificio.

A cambio de los negros daban fusíles, pólvora, instrumentos de hierro y brazaletes de latón y de cristal. Embarcábamos doscientos o doscientos cincuenta negros entre hombres, mujeres y chicos, y aprovechando los alisios del sudeste, íbamos casi siempre al Brasil. Allí vendíamos el saldo entero. Luego, el comerciante negociaba al por menor.

Y el pianito sigue tocando aires populares, que parecen encender con sus acentos de pelea la sangre de toda aquella chusma. Varias mujeres que tienen en la cuneta puestos ambulantes de pañuelos, recogen a escape su comercio, y lo mismo hacen los de la gran liquidación por saldo, a real y medio la pieza. Fortunata mira todo esto y se ríe. El piso está húmedo y los pies se resbalan.

Pampa dijo que le había visto salir, y misia Casilda imaginó que habría ido a buscar recursos por su lado, a pedir otra prórroga quizá... Entonces, antojósele que lo mejor, lo más hacedero, era irse directamente a ese señor de Portas, y arrancarle la concesión de un nuevo plazo prudencial para efectuar el saldo del maldito pagaré: ¡veinticuatro horas de prórroga importaba quizá la salvación!

Tenía usted entre sus acreedores algunos bribones, cuyas relaciones con su padre habían sido contaminadas de usura: armado de los rayos legales, he reducido sus créditos á la mitad, y obtenido el saldo total, quedándole á usted en definitiva un capital de veinte mil francos.

Era una soberbia alhaja, comprada aquella mañana por Rafaela en los bazares de Liquidación por saldo, a real y medio la pieza, y tenía un diamante tan grande y bien tallado, que al mismo Regente le dejaría bizco con el fulgor de sus luces. En la fabricación de esta soberbia piedra había sido empleado el casco más valioso de un fondo de vaso.

Junto al techo, a guisa de friso, alineábase un saldo de fotografías amarillentas, mezclándose las vistas de la Habana y de los bulevares de París y Viena con reproducciones de la Fuente de la Teja y el Viaducto. Cabezas de angelotes pintarrajeadas y doradas, restos de una anaquelería de tienda pretenciosa, aparentaban sostener las viguetas del techo.

La vida puede ser reducida o rebajada en diferente porcentaje por un andamiaje de terrores y esperanzas ilusorias o por la disminución de los sentidos o del intelecto, o por las dos desgracias juntas, y el saldo será diferente pero la conformidad será igual, correspondiendo a cada diferente plan de vida un coeficiente de duración diferente también.

De las bodegas situadas en los lugares lejanos de los pueblos también llegaban las carretas cargadas de mercancías, para depositarlas en lugares seguros donde no alcanzaran los vales del llamado "Ejército Reivindicador". Los viajantes de casas comerciales venían á exigir el saldo de sus cuentas á los establecimientos, y la desconfianza se entronizó en todas partes.

Dijo que a él acudía, como hombre práctico en negocios, y perdiéndose en un laberinto de circunloquios, explicó a su manera el apuro en que se encontraba: un pagaré a saldar al día siguiente, una casa con qué hacer frente a este saldo y un comprador que faltaba, ¿qué podía intentarse? El caso era grave.