United States or French Polynesia ? Vote for the TOP Country of the Week !


Opuso resistencia, aunque débil; manifestó algunas dudas acerca de si les consentirían la entrada; habló vagamente de pulmonías, fiebres catarrales, etc. La generala no le escuchaba; le parecía su proyecto tan original, que por nada dejaría de ponerlo en obra; era de lo más romancesco que nunca se le hubiera ocurrido. Miguel aceptó al fin, aunque de mala gana.

Tiene usted razón dijo la condesa ; no hemos de pintar a los españoles como extranjeros; nos retrataremos como somos. Pero con las restricciones que exige mi señora marquesa dijo Stein , ¿qué desenlace romancesco puede tener una novela que estribe, como generalmente sucede, en una pasión desgraciada?

A la edad de catorce años empezó a hacer la guerra a los españoles, y los prodigios de su valor romancesco pasan los límites de lo posible; se ha hallado en ciento cuarenta encuentros, en todos los cuales la espada de La Madrid ha salido mellada y destilando sangre; el humo de la pólvora y los relinchos de los caballos lo enajenan materialmente, y con tal que él acuchille todo lo que se le pone por delante, caballos, cañones, infantes, aunque la batalla se pierda.

Pero, querida mía, esas sonrisitas delante de gente, esos apartes no son tolerables. Si esto dura algunos días más, me parece que voy a restablecer el orden de un modo que ella no puede sospechar siquiera. Cecilia procuró calmarle. Si él mismo convenía en que todo ello dependía del carácter romancesco de Venturita, ¿a qué exaltarse de aquel modo? Los celos eran ridículos.

En los corrillos se saboreaban con deleite estas noticias de gusto romancesco. Pero en uno de ellos, cerca del cual se hallaban Mario y el delegado, una mujer que acababa de acercarse dijo: Pues ayer tarde he venido de Madrid con el niño de D. Ricardo y no he visto esa mujer. Todos los rostros se volvieron hacia ella.

El medio físico de la pampa sirvióle a su paleta de escritor para el colorido romancesco de la obra, necesario a la índole del folletín y al gusto romántico de su época; en tanto que las guerras civiles del caudillo, protagonista vigoroso de ese medio salvaje, sirviéronle a su pensamiento de político para el imprescindible ataque a Rosas, en que no cejaron, hasta después de Caseros, los poetas y publicistas de la proscripción.

La más marcada era la de las novedades, la de la influencia de la fabricación francesa y belga, en virtud de aquella ley de los grises del Norte, invadiendo, conquistando y anulando nuestro ser colorista y romancesco. El vestir se anticipaba al pensar y cuando aún los versos no habían sido desterrados por la prosa, ya la lana había hecho trizas a la seda.

En efecto, al día siguiente me mostró una bellísima cabeza de mujer como de cuarenta años, y había allí algo... en el semblante triste de aquel fantasma estaba el alma de Amparo. Calló el religioso, y yo quedé profundamente pensativo. Me había dado a conocer un nuevo rasgo del carácter romancesco de Amparo.