United States or Iraq ? Vote for the TOP Country of the Week !


La escena que sigue nos ofrece á Zelora y Mahamud hablando de sus amores: tan grande es la violencia de su pasión, que discurren sin precaución alguna acerca de su criminal proyecto; es fácil, por tanto, á Razonte conocer hasta los detalles más insignificantes de la conjuración, y se apresura á descubrirla al Sultán; éste hace ahogar á Mahamud y á los demás conjurados, pero perdona á Zelora, á quien siempre ama, y le asegura que la amará también en lo sucesivo; pero ella lo trata con desprecio, rechaza su perdón, y se mata en su presencia.

Este cambio de carácter en Aquiles admira á todos, pero no por esto se decide á pelear con su émulo, habiéndolo ya vencido en Troya. BEATRIZ. ¡A él, valeroso Aquiles! CARLINO. ¡Calla, lengua ponzoñosa! RAZONTE. ¡Desenvaina tu espada! CARLINO. ¡Sudo de miedo por todos mis poros! H

CARLINO. Tiene voz de trueno. ¿Quisiérais, bondadoso señor Razonte, tirarle al suelo ó sujetarle las manos? RAZONTE. ¡Cobarde! BEATRIZ. ¿Es posible, Aquiles? CARLINO. No veo otro recurso que darle el golpe de gracia; si no, me mata. ¡Toma! H

Preséntase el ángel y manda al mono que indique á Razonte los medios de hacer á Angélica suya; obedécelo el mono, presa de horribles convulsiones, y dice: «Sólo vencerás, si te vuelves loco como Cornágorascayendo muerto después de pronunciar estas palabras.

En la escena siguiente vemos un jardín en Madrid, y en él una fuente con su saltador, adornada con la estatua del Amor. Razonte, fatigado del viaje, duerme á los pies de la estatua, excitándole en sueños el Dios á que se encamine á un lugar solitario á orillas del Manzanares, y oiga los consejos de un piadoso ermitaño que lo habita.

Se ve á Helvidio y Rustana muertos, descansando en un lecho cubierto de flores: un coro de ángeles se cierne sobre sus cabezas y canta un himno, mientras Razonte se arrodilla, y al final de cada estrofa repite el Gloria in excelsis. Confirma con nuevos juramentos su anterior voto, y el ángel le anuncia que, al lado de su Angélica, vivirá feliz muchos años como fundador del hospital futuro.

El Amor aconseja, pues, á Razonte que los delate, para que, agradecido el Sultán, le conceda la libertad, decidiéndose Razonte á seguir su consejo.

Razonte sale en busca de Angélica; abrázala tiernamente tras tan larga ausencia; declárale las palabras del oráculo, y acuerdan ambos que Razonte finja creer en la metempsícosis y pasar por un héroe de la antigüedad. Entran en la habitación de los padres de Angélica. BEATRIZ. ¿Qué veo? ¿Razonte? ¿No os he dicho millares de veces, que renunciéis para siempre á mi hija? Sólo Héctor será su marido.

Arrodíllanse ambos á orar; aparécese un ángel que exhorta á Razonte á buscar á una vieja encantadora morisca, para ser testigo de su maravillosa conversión, y para averiguar, con su ayuda, el medio de lograr la realización de sus deseos.

El Sultán dispensa grandes beneficios á Razonte por haberle salvado la vida, embarcándose después hacia España. Múdase entonces la escena á las costas de Andalucía.