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La comparación respondió Arias no es muy poética, para ser de un discípulo de las nueve solteronas. Apolo recusará ser tocayo vuestro. Pero quedaos como la rosa entre estas abejas, prodigándoles los raudales de vuestra miel hiblea, mientras yo voy por un paraguas que me preserve del aguacero.

Repito que todo esto me parece muy bien para leído en el libro que he citado, pero no en la práctica. Por eso doy gracias al cielo de que el Barón haya inventado tan a tiempo su paternidad. Dios me preserve de que él, por la contemplación estática de mi hermosura, y de que yo, prodigándole los referidos favores, aspiremos también a remontarnos al empíreo.

Carlos le dije: ¿de dónde ha sacado usted todos esos conocimientos? ¿Sabe usted que sería un grande y hábil ministro? »Limitábase a sonreír, y permanecía con aire preocupado. »Luego, me contestaba: »¡El Cielo me preserve de eso! ¡El poder está bien lejos de la dicha! Y la dicha está para aquí, cerca de usted.

Todo nuestro porvenir está cifrado en estos viñedos; nuestros hijos, nuestros criados y nuestros pobres, también esperan disfrutar de los productos que rendirán estos racimos floridos. ¡La Providencia preserve nuestra pobreza de un pedrisco que podría acabar con nuestra esperanza!

Las flores no crecen en los parajes infectos ó áridos. Quizá le preserve de cometer malas acciones; y aunque no fuese más que por esto, debe usted bendecirla. No me cabe duda que entendió mi declaración.

No me vuelvas a mirar así, mi querido niño grande, como para hacer creer que te he desdeñado con razón, que te he encontrado demasiado simple y demasiado indigno de , pues, ¡mira, no lo que haría! ¡Que Dios te preserve de y de mi amor! Ocho días después. ¡Al fin se ha realizado mi deseo!

Es gentleman desde su peinado hasta la forma de sus zapatos, y, al mismo tiempo, tiene una distinción, una desenvoltura... ¡Dios nos preserve del señor vulgar, del maniquí siempre endomingado o de la cabeza de peluquería! ¡Prefiero una cabeza de turco! ¡Adelante con las comparaciones!... ¡Pero, estaría yo fresca si tomase tus ocurrencias a lo serio!

Quién sabe... Dios te preserve de las tempestades del corazón, mi querida nieta... Pero dijo de pronto para ahuyentar la melancolía, nos hemos extraviado de Celestina... Cierra la esquela del cura para que yo pueda entregársela, y no hables de esto a la buena mujer. Si sospechase que estamos al corriente de su paso, guardaría rencor al señor cura por esta indiscreción, permitida sin embargo.

Este no cuenta para navegar con la firmeza de la sepia, edificada sobre un hueso interno; tampoco tiene como el argonauta, un exterior resistente, una concha que preserve los órganos más vulnerables, careciendo asimismo de la especie de vela que secunda la navegación y dispensa de remar. Barbota un poco por la orilla, ó, á lo sumo, puede comparársele al barco costeño que sigue la tierra.

Antes de haber recorrido la mitad del camino que nos conduce al sitio deseado, el prestigio cesa y el fantasma se desvanece, burlándose de nuestras esperanzas. ¡Dios me preserve de vivir mucho tiempo así! «¡Acercarme a Eulalia! decía yo esta mañana , ¡, vivir a su lado! ¡habitar donde ella habita! ¡respirar el aire que respira!» Y, desde entonces, todo lo que veo aquí me importuna.