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El buntal, el nito y el cabo negro. Cuenta la tradición que en el sitio que hoy ocupa el pueblo de Camalig, encontraron los primeros españoles que pisaron aquel suelo un extenso camarín, á cuyo alrededor se formaron algunas viviendas, dándoseles el nombre de Camalig, ó sea camarín, y de aquí la denominación de la provincia de Camarines, á la que perteneció este pueblo hasta 1847, en que se agregó al de Albay.

Desde que los conquistadores pisaron la sabana de Bogotá hasta la fecha, decía Roberto Suárez con voz grave, se habrán suicidado en estas inmediaciones no menos de diez mil personas. Entre ese número infinito de causas que hacen la vida imposible, ¡cuántas, radicando en la imaginación, la exaltan, la enloquecen!

¡Enhorabuena! contesté yo, pero me parece que deberias mostrarte más respetuosa con esta antigüedad científica, porque has de saber que te encuentras en lo que se llama el barrio latino, un barrio muy célebre, aunque no sea sino por los muchos grandes hombres que aquí se han formado, que de aquí han salido para ilustrar al mundo, y que pisaron estas mismas piedras que pisamos nosotros en este momento.

Su propósito era seguirlas; pero apenas pisaron la calle se metieron en el coche que estaba aguardando. No debió de quedarse tan triste ni asombrado aquel hidalgo de la leyenda que vio ante sus ojos pasar su propio entierro, como quedó don Juan mirando alejarse rápida mente la berlina Cristeta iba encogida y como acurrucada en el fondo del coche, medrosa por lo que acababa de hacer.

La Corte, desandando la Historia de España hasta llegar á su cuna, y yo, dirigiéndome á Valladolid para luego girar hacia estos montes sin historia conocida, hemos atravesado, pues, el país clásico de los Infanzones de Castilla, la tierra que pisaron los Condes, los Reyes y los Caballeros, el lugar de mil batallas portentosas y de treinta Cortes que hoy son pobres y obscuras villas.

Comenzóme a desatar y al punto el escribano clamó: «¡Resistencia!», y dos criados suyos, entre corchetes y ganapanes, pisaron las capas, deshiciéronse los cuellos, como lo suelen hacer para representar las puñadas que no ha habido, y pedían favor al Rey.

Cuando las huestes de Rosas Pisaron de Oriente el suelo, Al toque de la corneta Seis mil bravos acudieron: A su cabeza se vió Al héroe antiguo de Haedo, Acaudillando los bravos Que de la patria en el seno Heróicos se levantaron En sosten de sus derechos.

No obstante, al servirse la primer entrada comenzaron a dialogar los vecinos de mesa, y el rumor creciente de las conversaciones envalentonó a los mozos, que pisaron ya más recio. Presidía la mesa el viejo de blanca barba, y la teatral nobleza de su figura completaba la decoración.

Aquellos tesoros que nuestros padres pisaron siglos y siglos sin sospechar su existencia, para nosotros los amontonó la naturaleza debajo del suelo: para nosotros y para nuestros hijos.

Por eso había navegado con rumbo al Sudeste y cuando se aproximó a la costa occidental del Nuevo Mundo, se hallaba a los 36 grados de latitud austral. No sin recelo y con extraordinaria cautela para evitar encuentros y combates con gentes desconocidas y bárbaras, Morsamor y los suyos saltaron en tierra en busca de agua potable. Fertilísimo era el agreste e inculto suelo que pisaron.