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El modelo, que se propone imitar casi siempre Montalbán, es indudablemente Lope de Vega. ¡Ojalá lo hubiese hecho siempre con formalidad y aplicación! ¡Ojalá que, conociendo plenamente las bellezas de su maestro, hubiera intentado apropiárselas! ¡Ojalá, por último, que hubiese trabajado con celo constante y prolijo esmero en perfeccionar sus facultades personales, y en imprimir en sus obras, con la atención y el empeño más sostenido, esa morbidez y plenitud artística que Lope de Vega imprimía en las suyas sin pensarlo siquiera!

Sin aliño y despeinada, Josefina debía parecer poca cosa; ayudada por el tocado, adquiría cierta postiza morbidez.

¡Y si ella lo quisiera!... ¿Lo querría? Nébel, para dilucidarlo, confiaba mucho más que en el ramo de su pecho, en la precipitación aturdida con que la joven había buscado algo para darle. Evocaba claramente el brillo de sus ojos cuando lo vió llegar corriendo, la inquieta espectativa con que lo esperó, y en otro orden, la morbidez del joven pecho, al tenderle el ramo. ¡Y ahora, concluído!

Allá se fue también Mesía, accediendo a los ruegos de su amigo el ex-regente. Veinte días después volvían los tres juntos a Vetusta; Benítez felicitó a la Regenta por su notable mejoría; ahora si que estaba la salud asegurada; ¡qué color! ¡qué morbidez! ¡qué sólidamente robusta volvía!

Y contemplaba con ojos extraviados aquella garganta desnuda, de tentadora nitidez, realzada por el rojo pañuelo; el pecho robusto, sobre cuya tersa morbidez descansaban sus violetas. Las dos hortelanas al ver a Rafael cambiaron una sonrisa maliciosa, un guiño significativo, y pasaron delante de la señora con el propósito marcado de no estorbarla con su presencia. Sigan ustedes dijo Leonora.

Llevaba aquel día su vestido más elegante y los movimientos forzados que hacía descubrían toda la esbeltez de la figura, la graciosa flexibilidad del talle, la exquisita morbidez de sus pechos y de sus caderas. De pie a su lado, Delaberge le ayudaba lo mejor que podía.

Marta Körner era una rubia de veintiocho años, muy fresca, llena de grasa barnizada de morbidez y suavidad; su principal mérito físico eran sus carnes; pero ella buscaba ante todo la gracia de la expresión y la profundidad y distinción de las ideas y sentimientos.

La mujer tiene allí formas varoniles, careciendo en lo general de esa suavidad, esa morbidez y gentileza que acompañan donde quiera, en mayor ó menor grado, al sér femenino. Las hermosuras que allí se encuentran son altivas y de una expresion rígida y resuelta.

En el aire perfumado de los bosques la riente imagen de la señora Liénard se le aparecía con mayores atractivos aún; veía sus ojos límpidos, su frente pura y la morbidez de sus mejillas aterciopeladas, la gracia de sus labios... Se apoderaba de él una profunda melancolía al pensar que todas esas delicias, que todas esas suavidades de la intimidad femenina no se habían hecho para él.

Lo primerito que te he de regalar son unos pantalones.... No andas muy decente que digamos. En efecto, por los desgarrones y aberturas del sucio calzón de estopa del chico hacían irrupción sus fresquísimas y lozanas carnes, cuya morbidez no alcanzaba a encubrir el fango y suciedad que les servía de vestidura, a falta de otra más decorosa.