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Anoche al irlo a tomar vide güena coyontura, y a no me gusta andar con la lata a la cintura. 354 Ya conoce, pues, quién soy; tenga confianza conmigo: Cruz le dio mano de amigo, y no lo ha de abandonar; juntos podemos buscar pa los dos un mesmo abrigo.

La marquesa abrazaba a su nieta como hubiera abrazado al ángel de su guardia, dando gracias a Dios desde lo íntimo de su pecho por haber dado a Jacobo el golpe de gracia con una espada de hoja de lata.

Después se trabaja un poco la masa; se les da forma, se untan con una pluma de clara de huevo, y se meten al horno en una lata. MEDIAS LUNAS. Sobre un mármol se trabaja medio kilo de harina con medio de mantequilla y unos ciento treinta gramos de azúcar, media docena de yemas y canela molida o raspaduras de limón.

¡Fusiles! rugían mirándose unos a otros, como si pudieran proporcionárselos . ¡Ay, si tuviéramos fusiles!... Y había en su gesto una expresión heroica, la resolución de morir matando, de perseguir a los enemigos hasta el centro de Madrid. A falta de armas, recogían del suelo las piedras, los cascotes, los pedazos de lata, los zapatos viejos, arrojando una lluvia de proyectiles sobre la policía.

BIZCOCHO DE ÁNGEL. Se toman bizcochos, se rellenan con un batido de yemas, azúcar y jerez; se colocan de dos en dos, se cubren de almíbar y espolvorean con canela. BRAZO DE GITANO. Hágase un bizcocho en la forma que se indica para este objeto, y póngase en una lata plana y ancha al horno, para que salga bien delgado, y cuando se dora se saca a enfriar.

Lo demás es un paso. Ya en Vigo, Rodiño parecía un poco arrepentido de su proyecto. Va a ser una lata exclamaba eso de atravesar ahora la frontera de Rusia. Al salir de Madrid yo estaba mucho más animado. Cosas de la edad. Entonces era usted bastante más joven. ¿Por qué marchará tan despacio el tren de Madrid a Galicia? Algunos hablan de falta de carbón; pero esto es inexacto.

El pie de la tabla era ansimesmo hueco, que respondía a la garganta y pechos de la cabeza, y todo esto venía a responder a otro aposento que debajo de la estancia de la cabeza estaba. Por todo este hueco de pie, mesa, garganta y pechos de la medalla y figura referida se encaminaba un cañón de hoja de lata, muy justo, que de nadie podía ser visto.

Y el viejo que tenía en frente al cochero de la estancia levantaba en alto un jarro de lata tomado por los bordes con las puntas de los dedos vueltos hacia abajo. ¡Por la niña Clota!...

Hoja de lata para medida de ribadoquines. Dados de hierro para pelotas de ribadoquines. Dos carros e dos pares de bueyes en que se llevaron seis ribadoquines.

Las indias gastan quiapí, lo mismo que los indios, con la diferencia de que no lo atan por la cintura, sino por el pescuezo, que lo apuntan con unos punzones de fierro pequeños, teniendo las cabezas de ellos como espejos de plata ó de hoja de lata, y desde la cintura un tapa-rabo corto, á medio muslo por delante.